“Dichosos los perseguidos por causa de la injusticia”, fueron las palabras que monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, dijo al padre Erick Mauricio Díaz Fernández, titular de la Parroquia San José Obrero del municipio El Tuma-La Dalia, Matagalpa, el pasado domingo 9 de octubre en la iglesia Santa Agatha en Miami, Florida, Estados Unidos.
Hace poco más de un mes que el padre Erick se sumó a la lista de sacerdotes exiliados forzadamente por la persecución contra la Iglesia en Nicaragua. Tuvo que salir por veredas del país, porque “un buen Nicodemo” le avisó que lo llevarían al cautiverio.
El padre Erick, de 33 años, y los sacerdotes Edwin Román, titular de la parroquia San Miguel Arcángel en Masaya y exiliado desde hace un poco más de un año; y Guillermo Blandón, titular de la parroquia Santa Lucía en Boaco, a quien le negaron el reingreso a Nicaragua; concelebraron una misa que presidió monseñor Báez este domingo 9 de octubre.
Aunque admite estar triste por haber tenido que dejar Nicaragua, el joven sacerdote de Matagalpa tiene fe y está claro que “Dios no se equivoca y tiene un plan”.
Profetas mantuvieron esperanza viva
“Nuestra tierra es Nicaragua, aunque somos sacerdotes de la Iglesia Universal, como diocesanos nos hicimos sacerdotes para servir en una Diócesis particular, sin embargo, creo que Dios siempre escribe recto en renglones torcidos y si Dios ha permitido que los sacerdotes hayamos salido, me he venido preguntando, ¿será que Dios quiere que como sacerdotes, como pastores, acompañemos a este enorme pueblo que ha tenido que salir también?, porque, si nos vamos a la palabra de Dios, cuando el pueblo de Israel fue sacado de su tierra para llevarlos al destierro, también con el pueblo se fueron muchos profetas y esos profetas fueron los que mantuvieron la esperanza viva en ese pueblo”, dijo el padre Erick en entrevista exclusiva con Mosaico CSI.
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Además, el sacerdote matagalpino recuerda el Salmo que dice que el pueblo de Israel iba llorando, iba sufriendo y triste, pero tenían a los profetas que los animaron y que les decían: “no perdamos las esperanzas, vamos a regresar (…)”.
Por monseñor Álvarez
En las intenciones de la misa dominical en el templo de Santa Agatha, el obispo Báez recordó a monseñor Rolando José Álvarez Lagos, obispo de la Diócesis de Matagalpa y Administrador Apostólico de la Diócesis, quien lleva más de dos meses en cautiverio.
“Como todos los domingos y mientras dure este drama, celebro esta eucaristía recordando a mi hermano obispo, monseñor Rolando José Álvarez, de la Diócesis de Matagalpa, secuestrado, privado de su libertad por la Policía de la dictadura de Nicaragua. Le pido al Señor(que) sea respetado en su integridad y puesto en libertad, porque es inocente, y pueda volver en medio de su pueblo como pastor. Les pido que nos unamos en oración por este obispo que padece injustamente”, dijo monseñor Báez al iniciar la misa y antes de saludar al padre Erick, quien fue acogido con aplausos por los feligreses que asistieron.
El domingo previo, 2 de octubre, monseñor Báez había dado la bienvenida al padre Blandón de Boaco, a quien el gobierno le impidió el retorno a su país cuando regresaba de un viaje a Tierra Santa.
Padre Erick celebró en Iglesia San Francisco de Sales
Mientras tanto, el padre Erick también celebró el domingo 9 de octubre una Eucaristía en la iglesia San Francisco de Sales en Miami, donde encontró a muchos latinos que acogieron muy contentos su mensaje, porque “cuando escuchan a un pastor de América Latina se sienten muy contentos, muy emocionados”, relata.
En Nicaragua, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo califica a los sacerdotes como “tranqueros” y los acusa de “organizar grupos violentos”, así como de “difundir noticias falsas”.
Sin embargo, el sacerdote matagalpino indica que su única voz ha sido anunciar la esperanza y “nunca dije otra cosa, solo prediqué el Evangelio de la esperanza, el Evangelio del amor, el Evangelio de la doctrina social de la Iglesia”, sostiene.
Agrega que, “como sacerdote mi compromiso es siempre anunciar el Evangelio, porque la Iglesia no está solo en un territorio, en un país, somos sacerdotes de la Iglesia Universal y donde vaya mi compromiso siempre será como los profetas del exilio de Israel, anunciar la esperanza y el regreso a todos los desterrados, a todos los exiliados, y a no olvidarnos de Dios, no olvidar nuestras raíces, no olvidarnos de nuestra gente, de los que un día nos despidieron y esperan nuestro regreso (…) donde Dios nos permitió nacer, esa es nuestra patria, donde queremos estar y servir”.
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