“Solo quise ser un sacerdote cercano al pueblo”, enfatiza el padre Erick Mauricio Díaz Fernández, titular de la Parroquia San José Obrero en el municipio El Tuma-La Dalia, Matagalpa, quien tuvo que exiliarse por la persecución contra la Iglesia en Nicaragua y porque “un buen Nicodemo” le avisó que lo llevarían al cautiverio.
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El padre Erick, de 33 años, es uno de los sacerdotes más jóvenes en la Diócesis de Matagalpa y siempre fue cercano a la feligresía en las parroquias donde sirvió como vicario y como párroco.
A finales del 2021 el sacerdote no dudó en tomar un canasto e irse a los cortes de café junto con sus feligreses para recaudar dinero y mejorar la casa cural, obra que quedó con un 90 por ciento de avances.
Fue ordenado sacerdote por monseñor Rolando José Álvarez Lagos el 24 de noviembre de 2017.
“Acompañé en dar esperanzas, más nada, solamente dar esperanzas al pueblo a través de la oración, a través de la Eucaristía, a través del mensaje del Evangelio, eso fue lo que hice del 2020 al 2022 y prácticamente mi acompañamiento fue espiritual al pueblo (…) desde la doctrina social de la Iglesia yo acompañé al pueblo en sus situaciones de sufrimiento, de dolor, sin embargo, pues no pensé que eso fuera un delito, anunciar el Evangelio y poner en práctica el Evangelio del Buen Samaritano, de la solidaridad, del cariño de un pastor, como dice el Papa Francisco, cercano a su pueblo”, dice el padre Erick en entrevista exclusiva con Mosaico CSI.
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“Solo quise ser un sacerdote cercano al pueblo, para escucharlo, para animarlo, pero, esa situación pues no fue bien vista”, agrega el religioso, lamentando que, desde el 14 de agosto reciente, la Policía le impidió ir a la catedral San Pedro Apóstol de Matagalpa, para participar en el recibimiento a una réplica de la imagen de Nuestra Señora de Fátima.
Esa semana, dice el sacerdote, la Policía arreció el asedio en su contra, y el 21 de agosto, agentes policiales con vestimentas civiles estuvieron tomando fotos y videos en la misa.
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“Ya el 23 (de agosto), se me comunicó –como digo siempre– a través de un buen Nicodemo, que iban por este servidor, ya me lo habían alertado, porque he sido una voz clara y, cuando se trata de la dignidad de la persona, siempre la he defendido y siempre la voy a defender”, dice el padre Erick.
Nicodemo, en el Evangelio según San Juan, es descrito como un fariseo miembro del sanedrín, que era el cuerpo gobernante de los judíos y que, en última instancia fue el que condenó a Jesús, aunque tuvieran que acudir a Pilato para aprobar su sentencia.
El obispo de Matagalpa, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, quien lleva más de un mes y medio en cautiverio, había advertido el 11 de abril, cuando acompañaba el tradicional Viacrucis Infantil del Lunes Santo, que miles de empleados estatales, incluso “cienes” de policías y militares, se le habían acercado secretamente, como el personaje bíblico de Nicodemo se acercaba a Jesús, “sabiendo cuál es la verdad”.
El padre Erick considera que defender los derechos humanos, como sacerdote, “es nuestro deber, es nuestro compromiso como cristiano, porque no podemos quedarnos callados ante las injusticias que se cometen contra nuestro pueblo”.
“Aunque pasemos por el dolor, aunque pasemos por el sufrimiento, algo mejor viene, y eso es lo que se está construyendo en Nicaragua, un nuevo porvenir, pero claro, tenemos que pasar por el sufrimiento, por el dolor, para alcanzar esa ansiada libertad para miles y miles de nicaragüenses”, refirió el sacerdote.
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