La Policía arreció los ataques a la Iglesia y este viernes 5 de agosto anunció la apertura de un supuesto “proceso de investigación” en contra de monseñor Rolando José Álvarez Lagos, obispo de Matagalpa, a quien acusa de “organizar grupos violentos”, por lo que lo mantienen encerrado en la Residencia Episcopal al centro de la ciudad. Curia por cárcel es lo que implementaron de facto contra el jerarca católico..
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Junto a monseñor Álvarez están encerrados seis sacerdotes e igual cantidad de feligreses que “mantenemos nuestra alegría, nuestra fuerza y nuestra paz interior”, expresó el jerarca católico durante una misa que presidió al mediodía, antes que la Policía emitiera la nota de prensa número 077–2022 en la que acusa al obispo de Matagalpa de incitar a “ejecutar actos de odio”.
Desde la noche del martes, la Policía arreció el asedio contra el obispo y bloqueó lo calle frente la Residencia Episcopal, impidiéndole salir del edificio. Desde entonces, ha mantenido un descomunal despliegue de policías.
Después de abril de 2018, los ataques a la Iglesia han sido constantes y frontales. La Diócesis de Matagalpa es una de las más afectadas y, aunque los ataques han sido contra varias de las parroquias y a diversos sacerdotes, el mayor número de agresiones ha sido directamente contra monseñor Álvarez, quien es además Administrador Apostólico de la Diócesis de Estelí.
Un informe que publicó la investigadora Martha Patricia Molina en mayo pasado y titulado “Nicaragua: ¿Una iglesia perseguida?”, detalla que entre en 2018 y mayo del 2022 la Iglesia Católica fue víctima de 190 agresiones, de ellas 26 correspondían a la Diócesis de Matagalpa.
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A esas 26 agresiones hay que sumarle el cierre de nueve radios católicas, el encierro por tres días del padre Uriel Vallejos junto a cinco feligreses en la Parroquia Divina Misericordia en Sébaco, más el encierro de monseñor Álvarez en la Residencia Episcopal junto a otros miembros de la iglesia.
En el informe, Molina explica que el rol de la iglesia católica ha sido fundamental en la crisis de vulneración de derechos humanos que enfrenta Nicaragua y, como consecuencia, el régimen Ortega-Murillo inició una persecución indiscriminada en contra de obispos, sacerdotes, seminaristas, religiosas, grupos laicales y hacia todo lo que tenga relación directa o indirecta con la iglesia católica. Antes del 2018, los atropellos a la Iglesia eran esporádicos.
“Después de esa fecha, las hostilidades incrementaron y suben de tono. El lenguaje ofensivo y amenazante de la pareja presidencial contra la jerarquía católica se hicieron cada vez más evidentes y frecuentes; y las acciones de algunas instituciones públicas en contra del trabajo caritativo de la iglesia incrementaron. Sin embargo, no podemos afirmar, que todos los percances compilados en este estudio han sido planeados y ejecutados por los seguidores de Ortega-Murillo, pero tampoco se puede alegar la no culpabilidad. Lo cierto es que en años anteriores a que el presidente Ortega asumiera el poder, no se realizaban esos ataques frontales en contra de la institución religiosa”, destaca el informe.
Obispo dos veces encerrado
Monseñor Álvarez fue nombrado Obispo de Matagalpa en marzo del 2011 por el Papa Benedicto XVI. Desde entonces, se ha destacado por ser la voz de las personas del campo, destacando en la defensa del medioambiente y pronunciándose en contra la minería.
Desde el 2018 la Diócesis de Matagalpa ha denunciado una campaña de desprestigio y amenazas directas a sacerdotes y a colaboradores de la iglesia, así como persecución y asedio constante a monseñor Álvarez y varios sacerdotes del departamento.
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Esta no es la primera vez que monseñor Álvarez se ve obligado a un encierro forzado por parte de las fuerzas policiales. A mediados de mayo de este año, el obispo fue perseguido y asediado por agentes policiales cuando visitaba a sus familiares en Managua. En ese momento exigió respeto a sus derechos ciudadanos y constitucionales y realizó una jornada de ayuno y oración. El encierro duró tres días en la iglesia Santo Cristo en Las Colinas, Managua, donde estuvo rodeado de policías que no permitieron el paso de feligreses ni de otros sacerdotes, hasta que finalmente fue llevado siempre bajo asedio a la Residencia Episcopal en Matagalpa.
El 4 de agosto reciente, monseñor Álvarez denunció que la Policía impidió paso de sacerdotes y fieles que le acompañarían en una misa en la Residencia Episcopal. Sin embargo, el Obispo salió a la calle con Jesús Sacramentado en alto y pidió el cese a la persecución, así como el derecho a la libre circulación.
Después de una hora los policías dejaron entrar a los sacerdotes y otros miembros de la Iglesia a la Casa Episcopal, pero, después de eso los volvieron a cercar y no les han permitido salir.
“He querido salir a la Catedral a hacer la oración de la santa misa… pero obviamente las autoridades superiores no han dado permiso. Nos encontramos aquí, seis sacerdotes, seis laicos que nos tienen encerrados en la Curia Episcopal», denunció monseñor Álvarez.
Los ataques del gobierno a la iglesia han llegado al punto de prohibir a las autoridades educativas realizar oficios religiosos durante las graduaciones escolares. El obispo denunció que “se le está prohibiendo literalmente a muchísimos estudiantes de últimos años de primaria y secundaria que puedan realizar la eucaristía en los templos parroquiales, para agradecer al Señor por sus estudios”, denunció el obispo, quien añadió “yo esto no lo quería creer. Me resistía a creerlo, pero cada vez son más las personas, los sacerdotes, que nos están diciendo. No debería prohibírseles, porque esto va contra la libertad de expresión, la libertad de religión incluso puede atentar a la libertad de culto”.
Ataques a feligreses y sacerdotes
En abril del 2020, durante la pandemia del Covid-19, el Ministerio de Salud fue otra de las instituciones públicas que se sumó a los ataques, ya que le prohibieron a monseñor Álvarez llevar a cabo un proyecto de Centros de Prevención médica y un Centro de atención telefónica para ayudar a la población.
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A los feligreses en varias ocasiones les han impedido el paso para asistir a las misas. El Viernes Santo del 2022, monseñor Álvarez, denunció que una colaboradora de Catedral de Matagalpa fue atacada por un grupo de personas que se ubican regularmente en los alrededores de la iglesia catedral San Pedro.
En junio del 2018 en la página de Facebook de la parroquia de Molaguina denunciaron amenazas recibidas en contra del párroco, monseñor Róger García, y su equipo de trabajo. En mayo del 2019 la policía golpeó a varios ciudadanos a la entrada de la iglesia Molagüina, cuando rezaban arrodillados portando una manta que exigía justicia por el asesinato del preso político Eddy Montes Praslín.
El 10 de junio del 2018 encapuchados colocaron un AK 47 en cabeza al párroco Vicente Martínez de la parroquia Santa Lucía en Cuidad Darío, Matagalpa. “Te vamos a matar, porque tus homilías son un veneno”, le dijeron.
Además, en 2021, el padre Martínez fue visitado en la casa cural por el comisionado mayor Juan Manuel Chávez, entonces jefe departamental de la Policía, junto con el jefe de la delegación policial de Ciudad Darío. La visita ocurrió después de que el religioso, en una homilía, hizo un llamado a no votar por considerar que lo que se estaba dando en el país era una “farsa electoral”.
Los robos y profanaciones en los templos han sido otra forma de ataques realizados a la iglesia que desde el 2018 vienen denunciando los religiosos.
En Matagalpa, según las denuncias que han hecho públicas desde la Diócesis, al menos seis parroquias han sido profanadas y objeto de robos. El 24 de diciembre del 2019 la diócesis de Matagalpa, a través de su red social de Facebook, denuncia que la capilla Perpetuo Socorro de la parroquia San José, en Matiguás amaneció con pintas en sus paredes donde se leía: “última advertencia, golpistas”, “asesinos”, pero también los amenazan con muerte, al escribirles “van a morir”.
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