Sergio Vargas: El fígaro seguidor de Charles Atlas

Quería ser mecánico, pero ha dedicado más de siete décadas a la barbería en la ciudad de Matagalpa. Pedaleaba más de cien kilómetros para visitar a quien sería su esposa

Mosaico CSI
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Una pequeña silla de madera, un espejo y algunas tijeras fue lo que Sergio Ricardo Vargas Guzmán necesitó para establecer su propia barbería. Tenía apenas 13 años y una inmensa fe en Dios en que saldría adelante en aquella Matagalpa donde la población apenas pasaba de los cien mil habitantes en todo el departamento.

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Vargas Guzmán fue el primogénito de 13 hijos del matrimonio conformado por el barbero Miguel Ángel Vargas Jáenz y Aydalina Guzmán Morales. Nació el 27 de abril de 1936 en la ciudad de Matagalpa.

Estudió la primaria en la Escuela El Progreso de la ciudad de Matagalpa, pero tenía que trabajar si quería continuar con los estudios de secundaria. Quiso ser mecánico, pero su padre le enseñó el oficio como fígaro.

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“El taller del ‘Maistro’ Vargas quedaba en la avenida central, frente a la familia Mantilla. Allí tendría que aprender el arte de cortar el pelo, barba, etc., y sobre todo a lidiar y a esperar a los clientes. Se pasaba horas enteras sentado en la silla esperando que llegara alguien a ‘pelarse’ (y) eso lo desesperaba, pero aprendió que ese tiempo debía de ocuparse en sacarle filo a la navaja. Inmediatamente Sergio se dio cuenta que era eso lo que le gustaba, tenía el carácter para ser barbero y decidió aprenderlo rápidamente y la mejor manera de hacerlo era practicando”, escribió Leandro Eusebio Delgado Miranda en la red social Facebook sobre Vargas Guzmán.

Sergio Vargas
Sergio Vargas Guzmán continúa ejerciendo como fígaro en Matagalpa. © Mosaico CSI

Pero, en 1949, decide independizarse y abrir su propia barbería. Las tarifas eran similares: 50 centavos de córdoba por corte de pelo y la misma cantidad por corte de barba.

“Le doy gracias a Dios porque este oficio de barbería me ha correspondido. La clientela no me ha abandonado”, dice Vargas en el taller donde se niega a abandonar totalmente el oficio, aunque admite que ya no trabaja con la misma agilidad que antes.

Vargas fue parte y directivo del Club de Obreros de Matagalpa que organizaba tertulias con las agrupaciones de la época, entre estas la banda Jazz Matagalpa y Los Melódicos.

Era a la vez seguidor de Charles Atlas, el fisicoculturista de origen italiano que realizaba cursos de desarrollo muscular por correo. De manera que Vargas, todas las mañanas, antes de ir a la barbería, hacía ejercicios y levantaba pesas.

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Vargas conoció a Gloria González Matute, una joven que llegaba desde Condega, departamento de Estelí, para estudiar en Matagalpa, y él, enamorado, la visitaba con frecuencia. Se iba en una bicicleta para ver a su amada, un recorrido de 109 kilómetros entre Matagalpa y Condega.

Sergio Vargas y su esposa Gloria
Sergio Vargas y su esposa Gloria © MOSAICO CSI | Cortesía

En 1956 formalizaron el noviazgo cuando Vargas pidió la mano de González a su suegra Cándida Rosa Matute. La pareja contrajo matrimonio el 6 de junio de 1957. Han transcurrido 65 años y Vargas dice seguir tan enamorado como al principio. Tuvieron dos hijos adoptivos: Martha y Julio.

Vargas y su esposa fueron miembros de los Cursillos de Cristiandad durante tres décadas y luego del Movimiento Neocatecumenal en Matagalpa.

El taller de este fígaro estuvo contiguo a la Escuela El Progreso en el centro de la ciudad y desde hace más de 25 años está a una cuadra al este del Mercado Sur, en la esquina opuesta a lo que fue el restaurante Royal Bar.

Jaime Zamora atiende en el taller de Vargas. Lleva más de 10 años en esa barbería considerada también como una escuela, porque por allí han pasado decenas de barberos que luego pusieron sus propios talleres.

Vargas recuerda que con el tiempo han ido cambiando las herramientas. Conserva algunas antiguas en uno de los muebles del taller.

Sergio Vargas Guzmán
© Mosaico CSI

“Yo antes trabajaba con máquina de mano, hoy trabajamos con máquinas eléctricas. Antes trabajábamos con navajas que nosotros afilábamos con asentador (que sirve para suavizar el corte de las navajas de afeitar). Hoy trabajamos limpio, porque ahora cambiamos cuchilla por cada cliente, entonces no hay ningún problema. Entonces para mí la ventaja es que el aseo es mejor todavía”, refiere el fígaro.

Vargas Guzmán fue distinguido como Ciudadano Notable de Matagalpa durante las fiestas por el aniversario de la ciudad en el año 2014.

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