
“Cristo dice a los nicaragüenses: Soy yo, no teman”, aseguró monseñor Rolando José Álvarez Lagos, Obispo de la Diócesis de Matagalpa y Administrador Apostólico de la Diócesis de Estelí, al presidir la Santa Misa en la festividad patronal de la parroquia San José Obrero, la mañana del sábado 30 de abril de 2022 en El Tuma, uno de los principales poblados del municipio El Tuma-La Dalia.
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En la entrada del poblado, el obispo fue recibido por el padre Erick Díaz, titular de la Parroquia, y por la feligresía que le manifestó su cariño, y con quienes peregrinó hacia la sede parroquial donde presidió la Eucaristía e hizo el envío a los cuadros pastorales.
Al final de la celebración, niñas que sirven como monaguillos le entonaron dos cantos a monseñor Álvarez.
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La noche y la embarcación de los nicaragüenses:
En su mensaje se refirió a la noche de la embarcación de la vida, iluminado por el Evangelio del día, la noche que tienen que vivir miles de hermanos nicaragüenses migrantes, hermanos que tienen que luchar para sacar los cultivos o para tratar de obtener algo de la canasta básica que cuesta 17 mil córdobas y los salarios mínimos apenas son de 7 mil córdobas, pero en medio de ese sufrimiento, de esa gran barca que es Nicaragua “no vamos solos, Cristo nos acompaña y en medio de la oscuridad nos dice a los nicaragüenses: Soy yo no tengan miedo”.

“Quiere decir que podemos estar pasando por una noche oscura, pero Jesús va con nosotros, y si él con nosotros ¿Quién contra nosotros? Y por eso nos dice: Soy yo nicaragüenses, no teman”.
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En este punto aseguró pensar cómo en medio de tanto sufrimiento el pueblo nicaragüense es fiel, y eso es porque “Cristo Resucitado está con nosotros”. Por eso en medio de tanta violencia los nicaragüenses son un pueblo de paz, por eso en medio de los discursos de odio son un pueblo de amor, porque Cristo que ha resucitado nos ha enseñado el mandamiento del amor, y en nuestro corazón solo se albergan buenos sentimientos…Cuando a ustedes lleguen malos sentimientos invoquen al Espíritu Santo, nosotros somos vencedores con la fuerza del amor, porque el amor es invencible”.

Refiriéndose a San José abogó para que siga intercediendo por la Iglesia para seguir adelante en la embarcación de la vida, atravesando la noche oscura sin tener miedo y sabiendo que pronto vendrá la luz del nuevo día y la barca llegará a buen puerto, a puerto final.
Redacción y fotografías: Manuel Antonio Obando Cortedano.
Diócesis Media
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