
El doctor en arqueología Rigoberto Navarro Genie, quien es consultor independiente en temas de arqueología, antropología, etnología y museos, junto a un grupo de especialistas, se ha dado a la tarea de recopilar información de las cuevas en Nicaragua y explica que cada cueva tiene una historia, unos antecedentes y características particulares.
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Sin embargo, muchas veces, solo los que viven en lugares cercanos las conocen, pero no tienen ni idea de qué tamaño tienen, cómo funcionó, de qué época son, para qué sirvió, cuál es el origen de su formación, entre otras interrogantes.
“Hay mucha mitología relacionada con las cuevas: que los duendes, que si uno se mete a la cueva se apagan las luces, que las linternas se quedan en cero, que se bajan las baterías, hay una serie de mitos e incluso la gente que vive cerca no se mete por temor”, señala el doctor Navarro.
Graduado en La Sorbonne de París, el doctor Navarro explica que junto con él han creado un grupo de base científica para documentar e informar a la población de las características de cada lugar, para que luego este recurso que está ahí, un poco abandonado o siendo utilizado para cosas que no dejan ningún beneficio, lleguen a ser un atributo importante en el municipio y que ayude a mejorar la calidad de vida de los pobladores cercanos.
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“La información es poder, si vive al lado de una caverna y sus abuelos le han dicho ahí no te metas, ahí sale el duende, usted se acercó por curiosidad, vio que va para adentro, pero ahí se quedó, pero de repente a un grupo de especialistas podría decirle si se formó por un terremoto, por erosión hídrica, por la mano del hombre, todo eso es documentación histórica de la caverna que puede fortalecer el contenido histórico local y puede servir para tener información relativa a la visitación, si alguien llega y solo se va asomar, ve lo que hay ahí, pero si no hay información, no es atractivo, un lugar bonito interesante desde el punto de vista de la naturaleza o desde la geología, pero si no sabés nada al respecto, sino hay antecedentes históricos, geológicos, paleontológicos, ecológico, arqueológicos, toda esa información la recopilamos y elaboramos un informe para contribuir al conocimiento de la localidad, el conocimiento de la historia y del municipio mismo”, explicó.
El especialista agrega que en algunas localidades lo que hay son abrigos rocosos, los cuales son una saliente de piedra que no pasa de seis u ocho metros, en cambio una caverna se profundiza en la tierra a veces de forma vertical, a veces de forma horizontal y a veces de forma combinada con un cambio o muchos cambios.

En cuanto al origen de las mismas, el doctor Navarro explica que este puede ser variado, aunque puede haber más en lugares donde hay materiales de origen kárstico, que es cuando estuvieron alguna vez en el mar o cercano al mar, donde la erosión eólica de la fuerza del mar horadó, perforó y creó cavernas.
Otro origen a veces se da por río subterráneo, también puede ser un túnel donde corrió lava, y otras pudieron ser creadas por la mano del hombre.
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“Todo eso, a través de la investigación, se puede documentar y toda esa información puede servir para capacitar guías locales o nacionales que le expliquen a los visitantes y que sea un atractivo, eso significa que le va a dar dinero extra para el guía, para el artesano, para los restaurantes, para el que vende pan, para el que vende cajeta, la gasolinera, el alojamiento. El turismo se aumenta, es un elemento que puede ayudar que la gente tenga mejor calidad de vida, porque tiene un trabajito más o menos estable, en la medida que la economía va mejorando, el turismo es una opción bastante segura”.
A criterio del doctor Navarro, en nuestro país hay visitaciones aisladas a las cuevas, porque son raras las personas que buscan turismo de aventura en cuevas y eso puede deberse a la falta de información, la falta de localización y la falta de asesoría. Pero, comenta que una de las pocas cuevas que se aprovecha para el turismo y que tiene conexiones históricas con la antigüedad prehispánica de la región es Cascada Blanca, ubicada a 12 kilómetros de Matagalpa.

El doctor Navarro junto a otros especialistas, con fondos propios están recabando información sobre las cuevas en el municipio de San Rafael del Norte, departamento de Jinotega, en un lugar que se llama La Vuelta del Roble, la cual es conocida por los lugareños, pero asegura que nadie se había metido hasta el fondo, la profundidad de esta cueva es de 60 metros.
Uno de los hallazgos es que el origen de la cueva es natural y no hecha por los hombres. “La gente decía que la habían hecho los buscadores de oro, pero resulta que no tiene ninguna veta, ni vestigios de alguna veta de material mineralógico explotable, desde la perspectiva geológica es una formación natural, no fue hecha ni fue mina”, aseguró
Agregó que están elaborando un informe de los hallazgos, aunque les falta identificar si unas líneas grabadas en las paredes cercanas al fondo de la cueva fueron hechas por hombres o son fisuras, ya que en las fotos que realizaron no se aprecia muy bien, por lo que están planificando otra visita y así poder definir el origen de las mismas.
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“El ser humano tiene atracción por las cavernas, los precolombinos pensaban que en las cavernas había comunicación con la madre tierra y los Mayas y los Matagalpas tenían tradición de hacer rituales al interior de las cavernas, así que es posible que esa caverna, aunque tenga origen natural, haya sido utilizada en la prehistoria”, enfatizó.
Historia de los antepasados
Navarro indica que están tratando de unir la información que están recabando con información histórica. “Sabemos que en el siglo XVII el misionero Margil de Jesús anduvo buscando cuevas, lo cual está documentado en el libro de Laura Van Broekhoven, titulado Conquistando lo invencible: fuentes históricas sobre culturas indígenas de la región central de Nicaragua, entonces un poco, siguiendo esas citas y esas descripciones del sacerdote, que dice que los indígenas le habían dicho que hacían rituales en cuevas y que ahí adoraban al demonio, que hacían orgías, se refiere de forma muy peyorativa a las ritualidades que se daban en cuevas, el objetivo era encontrar las cuevas y pegarle fuego junto con todo lo que hubiera dentro para desarraigar la ritualidad indígena, y estoy hablando del siglo XVII, cuando ya habían pasado 150 – 200 años después que los españoles habían llegado, pero en la zona norte de Nicaragua la colonia no dominaba, en tanta montaña que hay en Matagalpa y Jinotega, los indígenas siguieron su vida normal, incluso algunos como los Mayangnas en el siglo XVIII y todavía en estos tiempos hay indígenas en zonas impenetrables que siguen viviendo su vida a su manera”, explica.
El especialista añade que uno de los ejemplos de cuevas que tienen información histórica comprobada es una cueva en Jinotega que se llama la Cueva de la Conga, señalando que su colega Suzanne M. Baker realizó estudios de los dibujos hechos con carbón que ahí hay, y al menos diez figuras han sido fechadas en un periodo de tiempo de más de mil años.
Cueva de Ladrones es otra cueva que se ubica en la zona de Paxila-Matagalpa, a criterio del doctor Navarro es una de las cuevas más lindas y más significativas, y explica que se encuentra entre Matagalpa y Jinotega en una zona cerca al nacimiento de una quebrada que se une al Río Grande de Matagalpa en la zona de Waswalí. “No es muy grande tiene la particularidad que tiene grabados, pictografía, tiene grabados pintados, hay manos en positivo, manos en negativo, manos de mujer, manos de niños y manos de hombre”.
Sin embargo, dicha cueva se encuentra en una propiedad privada que es sometida a quemas y eso va cambiando el color de las pinturas. El doctor Navarro señala que hasta ahora ninguna caverna tiene protección particular, aun cuando hay protección en la ley.
“Nuestra Ley de Protección al Patrimonio Cultural es clara al decir que todos los recursos que fueron hechos por las culturas desaparecidas se deben proteger, son patrimonio cultural de Nicaragua por tanto se deben proteger y conservar, pero no hay acciones estatales, ni municipales, ni locales, he hecho inventarios de patrimonio cultural en algunos municipios, he dado recomendaciones, pero quedan en el aire, no se ocupan de ese recurso”, lamentó el especialista, quien tiene 39 años de experiencia en Arqueología de Nicaragua.
Debe haber plan de desarrollo para conservación de los recursos
El doctor Navarro explica que el aprovechamiento de las cuevas se tiene que dar con un plan de desarrollo, porque si se empiezan a dar visitas sin control se posibilita la destrucción. “Una cueva que tenga pintura rupestre debe tener un control de visita porque la cantidad de dióxido de carbono que llevan los grupos de gente ataca los colores y se destruyen rápidamente. Por eso los estudios son buenos porque dan el conocimiento de los elementos que están ahí, pero también ofrecen las recomendaciones necesarias para el aprovechamiento y la conservación del patrimonio natural y el patrimonio cultural”, recalca.
Recomendaciones para visitar cuevas
Si va a aventurarse a visitar cuevas, el doctor Navarro aconseja ir en grupos de al menos cuatro personas y con equipo de protección, ya que puede haber peligro que no es evidente, como zanjas, hoyos, túnel vertical, puede haber un saliente de piedra y golpearse la cabeza, puede haber una serpiente venenosa, un alacrán, los murciélagos no son peligrosos, pero hay gente que se asusta y puede caer y golpearse. También debe llevar buenas botas, casco como el de los ingenieros, buena fuente de luz, revisar linterna que lleven suficiente energía, si llevan lámpara de combustible asegurarse que lleva combustible suficiente, porque es trágico quedarse sin luz dentro de una cueva.
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