José Antonio Martínez Meza lleva casi medio siglo confeccionando trajes para vestir a los matagalpinos. Su taller, al suroeste de la ciudad de Matagalpa es pequeño, pero de gran reputación: Trajes Martínez, “la confección perfecta”, es su slogan.
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Ahí van los matagalpinos a que Martínez les haga trajes “a la medida” o bien a que arregle los que ya tenían. Pero él también ofrece el servicio de alquiler de trajes, lavado y planchado, lavado de vestidos para 15 años o matrimonio, y otras prendas.
La mayor parte de la confección de trajes es artesanal y minucioso, por lo que cada diseño resulta único y por eso Martínez ocupa un espacio especial en el gusto de los matagalpinos.
Martínez nació en 1949 en Chinandega, en la región occidental de Nicaragua, donde a los 14 años tuvo sus primeros aprendizajes en la sastrería, gracias a uno de sus primos.
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“Al inicio no sabía ni como enhebrar una aguja”, sostiene Martínez al recordar cuando llegó a aprender a hacer pantalones, agregando que “pasé como un año de aprendiz, es decir, sin ganar sueldo completo porque a uno lo que le dan es una ayuda. Ya después me quedé trabajando, haciendo pantalones”.
La casualidad, dice el sastre, lo llevó un día a Matagalpa, ciudad de la que dice “me gustó aquí”.
En la Perla del Septentrión trabajó en reconocidas sastrerías ya desaparecidas: Sastrería Morales y Sastrería Averruz. Sin embargo, “siempre tuve la ilusión de independizarme”.
Fue así como adquirió una máquina de coser y emprendió su propio taller, trabajando como sastre junto a su esposa Julia Castillo Muñoz, con quien también tuvo cuatro hijos: José Antonio, Jaime Omar, Eduardo y Marvin Manuel. Todos aprendieron el oficio, dice Martínez.
Durante la década de 1980, Martínez estuvo un tiempo en Honduras y fue allí donde aprendió a confeccionar las prendas que lleva el traje para caballeros: saco, corbata, chalecos…
“Cuando regresé a Nicaragua, aquí a Matagalpa nuevamente, ya vengo con la idea de trabajar en los trajes. Ya podía hacer el pantalón, las camisas y corbatas”, apunta.
Jaime Omar Martínez Castillo permanece en Trajes Martínez y expresa que “nosotros nacimos prácticamente en este taller. Aquí estábamos, mirábamos a mi papá coser, costurar, de repente íbamos en la tarde a clase y en la mañana teníamos que ayudarle a él”.
Jaime, además de trabajar con su familia en el taller, se dedica a la reparación, mantenimiento y venta de máquinas de coser de las tradicionales y eléctricas.
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