Una garza blanca que en su pico sostiene una mascarilla quirúrgica, es la composición en el mural que el matagalpino Eduardo Rodezno pintó a orillas del Río Grande de Matagalpa, junto al puente al sur del Centro Universitario Regional de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, al centro de la también llamada Perla del Septentrión.
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A través de redes sociales, la obra ha sido objeto de múltiples elogios, pero también de interpretaciones al mensaje que atribuyen al autor y principalmente alusivos al cuido del río y del medioambiente.
Rodezno, de 38 años e ingeniero civil de profesión, admite que efectivamente pretendía “llamar la atención sobre el río, no solo sobre el hecho de que hay que mantenerlo limpio, sino de que es una cosa muy bonita tener un río que cruza la ciudad”.
Sin embargo, hubo algo más. Rodezno quiere hacer carrera como artista y le apasiona el arte urbano, sus obras pueden ser apreciadas en los muros de distintos establecimientos en Managua y Matagalpa, pero también en Costa Rica y Panamá; y “tenía unas grandes ganas de pintar ahí, a la orilla del río”.
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Pensaba en algún sitio por la Avenida del Río Grande, pero todo ahí parecía incómodo para pintar. Y en la zona del puente, por donde habitualmente corre ejercitándose, Rodezno cuenta que “justo en esa curva, todas las tardes llegan un montón de garzas blancas, entonces, entre una cosa y la otra, hice esa composición, pero también para quitarme esa espinita de hacer una intervención usando mis propios recursos”, explica.
“A mi me parece maravilloso que hay un río que cruza la ciudad… aquí (en Matagalpa) es como que está el río y pues está el desaguadero y que le caiga lo que le caiga… quería una cosa que fuera bonita de hacer y que quien lo viera pudiera interpretarlo como mejor lo pensara”, dice el artista, agregando que el impacto de la obra Garza blanca y mascarilla “ha sido sorprendente”.
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Rodezno recuerda que, siendo niño, acostumbraba a quedarse en el piso dibujando a los personajes de los dibujos animados que miraba en la televisión y su papá, Felipe Rodezno, lo incentivaba a hacer retratos, cuando le pedía que dibujara a alguien en particular. Era una manera de mostrarle a sus amigos el talento del niño.
“Siempre dibujé… la gente me decía: ‘sos bueno, deberías dedicarte a eso’, pero uno está metido en que uno debe tener una carrera y trabajar”, dice Rodezno, quien, siendo buen estudiante en las clases de matemáticas y física, decidió estudiar la ingeniería civil.
Gato Blanco, El Mesón Italiano, Selección Nicaragüense, El Patio, son algunos de los sitios, en la ciudad de Matagalpa, donde se pueden apreciar algunas obras de Rodezno.
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