Luego de concluir la misa pontifical, que inicia a las 10:00 de la mañana, en medio de vítores, aplausos, cantos y gritos de ¿Quién causa tanta alegría? El obispo de la Diócesis de León y Chinandega, monseñor René Sándigo, junto al párroco de la Basílica Menor de la Inmaculada Concepción de María, monseñor Jaime Ramos, en compañía del pueblo devoto, realizan la bajada de la imagen y levantan en todo lo alto a Nuestra Señora del Trono.
Le puede interesar: Los festejos de la Purísima en Matagalpa
Según la tradición, este es el único día que la imagen original baja de su trono y sale el día 8 de diciembre en una procesión solemne.
Los utensilios van y vienen bajo los toldos y los feligreses provenientes del interior del país y nicaragüenses que vienen del exterior exclusivamente para esta festividad, se muestran afanados en el pulimento de los objetos. Según documentos del Instituto Nicaragüense de Turismo (Intur), la imagen de Nuestra Señora del Trono fue coronada con solemnidad en el año 1774.
También puede leer: La Abuela Yolanda y sus exquisitas cajetas en Matagalpa
«Es una tradición antigua, según la historia, los frailes franciscanos en los inicios de esta celebración, no podían preparar solos todos los artículos que en su momento tenían, por tal motivo se hacían ayudar de la feligresía. Es un signo de lo que debemos hacer en nuestro corazón, limpiarlo, lavar nuestras almas», explicó monseñor Ramos.
Este año hay mayor asistencia de fieles en comparación al año pasado, debido a la pandemia de la Covid-19.
Dionisio Moya, historiador y miembro del Comité Mariano, aseguró que “son más de 400 años que se ha mantenido está tradición, un día que la gente muestra sus sentimientos de amor y devoción a María y sobre todo pagar promesas de favores recibidos”.
«Este año si pude venir, la pandemia nos encerró en el 2020, pero era lo mejor evitar exponerse. Este año ha sido de mucho dolor para mí, pero hoy no dudé en venir a rendirle homenaje», expresa Sofía Gutiérrez.
Además: Valores para crecer: El zapatero al que Cristo visitó tres veces
Denitza Ruiz es una joven madre quien tuvo complicaciones con el nacimiento de su hijo, ella le pidió a la Inmaculada Concepción la sanación y hoy tiene 11 años de pagar la promesa por este favor recibido, pues con su familia llega hasta el atrio de la basílica a obsequiar tiste y cosa de horno a los feligreses.
La lavada de la plata es una de las principales actividades marianas. Es a su vez el preámbulo de “La Gritería”, el 7 de diciembre, y la celebración a la Inmaculada Concepción de María, el 8 de diciembre.
Facebook Comments