El sacerdote Sadiel Eugarrios Cano, primer vicario de la catedral San Pedro Apóstol en la ciudad de Matagalpa, exhortó a la feligresía nicaragüense a evitar actos que vayan contra la conciencia, a “que nadie se preste al juego de los manipuladores”, así como evitar “que jueguen con nuestra dignidad de pueblo”.
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Durante la homilía en la misa que presidió la tarde de este domingo 31 de octubre en el principal templo de Matagalpa, el sacerdote Eugarrios disertó sobre el mandamiento de amar a Dios con todo el corazón, indicando que este es la invitación a desterrar la idolatría como una realidad que adopta múltiples formas.
A criterio del religioso, “puede percibirse en Nicaragua un fanatismo exacerbado que ha llevado a muchos a ser auténticos idólatras. Algunos líderes políticos se han erigido como dioses y son vistos por sus adeptos como figuras venerables que no pueden ser ni siquiera criticadas por el sentido común”.
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“Los señores del mundo, los que ostentan los poderes económicos y políticos, los que dominan las estructuras sociales desean ardientemente ser adorados como dioses y poder controlar a sus adeptos y, claro, lo hacen de manera solapada, lo hacen jugando con las necesidades del pueblo, manoseando las conciencias de los individuos, tocando el hambre del pueblo”, continuó el Padre Sadiel, como le llaman en Matagalpa.
Del segundo mandamiento citado en el Evangelio dominical, de “amar al prójimo como a ti mismo”, el sacerdote Eugarrios consideró que “en Nicaragua no siempre se está cuidando del prójimo, empezando por aquellas autoridades que se supone que tienen como tarea de cuidar a los ciudadanos. En un país donde se persiga, encarcele y torture a los ciudadanos, no se puede hablar de un auténtico amor al prójimo, no se puede llamar sociedad cristiana a un país donde los derechos humanos no son respetados”.
El amor al prójimo, dijo el Padre Sadiel, tampoco es un asunto romántico que se ha inventado el cristianismo, sino que lo consideró como una necesidad porque “es imposible no ser conscientes de la migración forzada, de las muertes, la crisis política y sanitaria, y de la restricción de los derechos humanos que vivimos en Nicaragua, es imposible no ver tanta injusticia…”.
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“Sabemos que siempre se nos perseguirá”, señaló el sacerdote, pero exhortó a los fieles a que “sigamos siendo fieles a la Iglesia y a sus pastores”.
Recordó la carta que el Papa Juan Pablo II envió a los obispos nicaragüenses el 29 de junio de 1982, en la que el ahora santo católico escribió: “os exhorto en fin, queridos hermanos, a proseguir aún en medio a no leves dificultades en vuestra labor incansable, para asegurar la presencia activa de la iglesia en este momento histórico que vive el país. Bajo vuestra dirección de solícitos pastores, ojalá que los fieles católicos de Nicaragua den constantemente un claro y convincente testimonio de amor y capacidad de servicio a su país, no menor ni menos eficaz que el de los demás”.
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“En este ambiente de pretendidas elecciones en que se encuentra nuestro país, el consejo del Papa resulta realmente pertinente, es el amor el que nos debe mover, el amor al prójimo, el amor a nuestro país. Por el bien de nuestro pueblo, hemos de discernir muy bien nuestra postura, no hagamos nada que vaya en contra de nuestra conciencia, que nadie se preste al juego de los manipuladores, nadie piense que, participando de procesos viciados precedentemente mal estructurados, se puede ayudar al país, no dejemos, hermanos, que jueguen con nuestra dignidad de pueblo”, exhortó el religioso.
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