El obispo de la Diócesis de Matagalpa y Administrador Apostólico de la Diócesis de Estelí, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, lamentó los “densos nubarrones” y “oscuridades” en los que Nicaragua ha sido sumergida, incluyendo la migración forzada y la crisis sociopolítica, así como la crisis de salud por la Covid-19 y la pobreza creciente, principalmente por la “injusticia” y el “egoísmo” de quienes llamó “los ambiciosos de siempre”.
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Monseñor Álvarez presidió este jueves 7 de octubre las solemnidades religiosas en honor de Nuestra Señora del Rosario, patrona de la Diócesis de Estelí, y en el sermón también criticó a quienes atacan a la iglesia desde un “sincretismo religioso mezclado con magia”.
En su prédica, el obispo lamentó que familias enteras han emigrado “buscando nuevos horizontes que se les han negado y que se les han cerrado en nuestro país, buscando un futuro que no han logrado ver en nuestra Nicaragua amada”.
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A criterio del jerarca católico, la familia nicaragüense “está conociendo su segundo éxodo y su segunda desintegración familiar”, además de vivir “densas oscuridades sociales y económicas en un país sumido y sumergido en la extrema pobreza” y donde hay miles de desempleados.
“Miles de nicaragüenses en la orfandad de una pobreza que lastima y que se convierte en un flagelo completo y total, producto de la injusticia y del egoísmo de los ambiciosos de ayer y de hoy, de los ambiciosos de siempre que solamente piensan en llenar sus graneros y almacenar más y más para ellos, sentándose únicamente, y solo ellos, en la mesa del rico epulón, y tratando al pueblo con las migajas que caen de ella”, dijo el obispo.
Agregó que “esto hiere la dignidad humana, la dignidad de la persona, la dignidad del pueblo, nuestra dignidad, porque de esa manera se avasalla, se pisotea al pueblo mismo, queriéndolo además utilizar atrevidamente y sin ninguna vergüenza para poder seguir almacenando en sus graneros, y aferrándose al querer, al tener y al poder”.
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“Densas oscuridades políticas en las que se ven nubarrones y en la que no se ve alternativas, densas oscuridades sanitarias con esta terrible pandemia que se agudiza en nuestra patria, propiamente por la pobreza, por la injusticia social, por la ambición de los egoístas que solamente piensan en ellos, y realmente no en el pueblo. Densas oscuridades psicológicas y existenciales. Nicaragua agoniza y lucha por la vida…”, continuó el obispo.
Sin embargo, el obispo explicó que la agonía es luchar por la vida y señaló que, en el caso de los sacerdotes, agonizan cuando se les calumnia y cuando a la Iglesia “nuevamente se le quiere llevar a las plazas públicas para que sea apedreada por algunos pocos”.
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Los sacerdotes, dijo monseñor Álvarez, seguirán acompañando al pueblo nicaragüense, “luchando por la vida y luchando junto a nuestra gente, a nuestros campesinos, a nuestros enfermos, a nuestros desempleados, a nuestro pueblo sufrido”, porque están “llamados a la vida, a esta (terrenal) y a la eterna”.
Bajo ese criterio, según el obispo, “se exorciza la idea de la muerte y la posibilidad de la misma. De ahí que, hay quienes, como hemos dicho, aferrados al querer, al poder y al tener hasta embalsaman o quisieran embalsamar a sus líderes para aferrarse a sus falsas ilusiones, porque han caído en la idolatría o el culto a la personalidad, una especie de pseudo religión o sincretismo religioso mezclado con magia, corrientes de nueva era, invocaciones a espíritus que, lejos de ser del más allá, son del más acá y muy acá”.
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