En cualquier calle de Matagalpa, hasta altas horas de la noche, se oye el pregonar en un altavoz: “atol de millón con leche caliente”. Es un anuncio que hace correr a niños y adultos para adquirir un producto caliente y aromático: los llamados Atolitos Eliseo.
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Eliseo Chávez Nicoya, el propietario de Atolitos Eliseo, encontró que este producto era apetecido como cena o postre por la población matagalpina, y afirma que son los atolitos preferidos por las personas mayores que necesitan alimentos suaves.
Aunque también vende sus atoles en las tardes, la estrategia de vender por las noches le permitió levantar el negocio y Chávez cuenta que “la práctica me ha dicho que la venta del día no es igual a la de la noche, (porque) la gente anda trabajando, anda estudiando, no hay nadie en las casas, (además) el calor…”.
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Los atolitos Eliseo son productos elaborados a base de millón y leche de vaca. Este negocio ya tiene más de 21 años en Matagalpa.
Chávez Nicoya es originario del departamento de Carazo y llegó a la región de Matagalpa y Jinotega en la década de 1980 cuando fue reclutado para prestar el Servicio Militar, y al cumplir con los dos años de esta etapa, se enamoró de una matagalpina y decidió quedarse en la ciudad de Matagalpa.
Es hijo de comerciantes y es contador, por lo que en Matagalpa emprendió un negocio de productos varios como lácteos y alimentos preparados, también llegó a alquilar juegos electrónicos.
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Antes del atol de millón, Chávez Nicoya vendía elotes y güirilas, pero “llegó un momento en que escaseó el producto, no hallábamos qué hacer”.
Junto a su primera esposa, decidieron experimentar con el atol de millón, aunque no le conocían el punto fueron preguntando a las mujeres de la familia y con la práctica lo lograron.
Empezaron con 20 atoles, vendiéndolos de casa en casa. Al ver que el producto fue adquiriendo aceptación del público, Chávez y su pareja fueron ampliando la cantidad de producto. Hoy, en promedio venden más de 200 atolitos diarios.
Al principio, Chávez Nicoya, recorría las calles en una bicicleta, hoy se moviliza en una moto modificada, tipo triciclo, y anuncia los Atolitos Eliseo con un altavoz y su producto es vendido en bolsas de plástico con unas etiquetas artesanales.
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Iris Osegueda, su actual pareja, cuenta que la calidad del producto también he mejorado con el tiempo, porque “le hemos ido mejorando varias cosas, el sabor, la leche. Antes era (hecho en) un fogón de leña, ahora es en una cocina industrial, y eso mejora el sabor”.
Este emprendimiento, manejado por Eliseo e Iris, ahora brinda empleo a tres personas más, quienes le ayudan a preparar y distribuir los postres.
Chávez atribuye el éxito de este negocio al trato que se le da a los clientes, porque “no significa que solo vas a vender, es de analizar al cliente, de hacer plática con él, si podés ayudar, ayudale”.
También indica que la perseverancia es importante para no dejar caer el negocio, y afirma que evita dar productos fiados y por eso su lema es: “¿Fiado? No se oye”.
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