El padre Dámaso Suazo, vicario de la Parroquia San Juan Bautista en el municipio de Muy Muy, departamento de Matagalpa, Nicaragua, falleció en las primeras horas de este lunes 30 de agosto, después de estar varios días hospitalizado por síntomas asociados a la Covid-19, aunque él también tuvo otros padecimientos.
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Admirado por su sencillez y disposición misionera, el padre Dámaso deja un legado de amplia evangelización en comunidades rurales de distintos municipios de la Diócesis de Matagalpa, donde sirvió como párroco o como vicario parroquial.
El padre Dámaso era originario de la comunidad Asunción del municipio de Muy Muy, Matagalpa, donde sirvió, desde muy joven como Delegado de la Palabra, recuerda el Vicario de Pastoral de la Diócesis, monseñor Edgard Sacasa.
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Los funerales se realizarán esta mañana en su comunidad de origen “de manera inmediata”, confirmó la Diócesis de Matagalpa.
“En la época de monseñor (Carlos) Santi, sirvió como responsable de la sacristía de la catedral, y allí él sintió la llamada del Señor y entró al seminario y se ordenó ya en la época de monseñor (Leopoldo José) Brenes (actual arzobispo de Managua)”, recuerda Fray Edgard.
El padre Dámaso fue vicario en la Catedral San Pedro Apóstol de Matagalpa, fungió como párroco en el municipio El Tuma-La Dalia, pero también fue vicario en distintas parroquias, las más recientes la Parroquia Santa Lucía, en el municipio de Darío, y la Parroquia Nuestro Señor de Esquipulas, en el municipio de Esquipulas y finalmente en Muy Muy.
Monseñor Sacasa lo recuerda como un religioso “sencillo, muy fraternal, le gustaba cultivarse siempre, muy disponible, capaz de estar hasta 18 días en retiros en distintos lugares, incrementando la santificación del pueblo santo de Dios”.
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Hubo jornadas de oración por la recuperación del padre Dámaso, quien se convierte en el segundo sacerdote de la Diócesis de Matagalpa que fallece a causa de complicaciones relacionadas con la pandemia que sigue provocando luto en las familias nicaragüenses. Antes, el 16 de julio reciente, falleció el padre Pablo Espinoza, titular de la Parroquia Nuestra Señora de Fátima en el municipio de Rancho Grande.
El obispo de la Diócesis de Matagalpa y también Administrador Apostólico de la Diócesis de Estelí, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, ha sido enfático en sus llamados a la feligresía para que tome las medidas de autocuido ante el impacto de la Covid-19.
En el país hay varios sacerdotes enfermos, incluyendo al arzobispo de Managua, cardenal Leopoldo José Brenes Solórzano, quien dio positivo al coronavirus, aunque su sintomatología fue calificada como “leve”.
El 19 de agosto recién pasado, en el programa Pastoreo, Comunión y Oración, que realiza a través de una cadena de distintos medios católicos, monseñor Álvarez afirmó que, en el mundo, pero también en Nicaragua, el coronavirus “está dejando tendaladas de muertos”.
En el mismo programa, el obispo ofreció la Eucaristía por el alma de 14 sacerdotes fallecidos entre el 20 de mayo de 2020 y el 18 de agosto de este año, en el contexto de la pandemia de la Covid-19, incluyendo al obispo emérito de la Diócesis de León, monseñor César Bosco Vivas Robelo, fallecido el 23 de junio de 2020.
“Quisiera, amadísimos hermanos y hermanas, si me permiten, de una manera muy particular, ofrecer esta Eucaristía y pedirles a ustedes también que lo hagan, por el padre Francisco Leiva, que partió a la casa del Padre el 14 de mayo del año pasado, de la Diócesis de León…”, dijo monseñor Álvarez en su programa, mencionando seguidamente los nombres de otros 12 religiosos, hasta el sacerdote Julio de los Santos Dávila, fallecido el 15 de agosto reciente.
También se refirió al padre Francisco Valdivia, párroco de la iglesia San Juan Bosco de Estelí y director de Cáritas Diocesana de Estelí, fallecido el 18 de agosto, “víctima de una fuerte y grave neumonía que él ya venía padeciendo como un problema crónico desde hace años y que después de tres semanas de luchar por su vida, cedió y se entregó en las manos del Señor”.
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