
“Estaba desesperada, no sabía qué hacer”, recuerda Osiris sobre el momento en que su hijo de seis años fue rechazado en la educación prescolar, porque los maestros notaron que el niño tenía un “comportamiento complicado” que los docentes desconocían cómo manejar.
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“Cuando él estaba en clases le daba por tirar cosas, pegaba gritos, así con personas desconocidas, con las que él no tiene roce”, explica Osiris.
Ella acudió a especialistas en sicología y neurología, quienes diagnosticaron que el niño tenía autismo en primer grado.
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una afección relacionada con el desarrollo del cerebro que puede provocar problemas sociales, comunicacionales y conductuales significativos.
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“Al principio, como uno no sabe qué es lo que tiene, y usted sabe en la familia todos dicen es que ese niño es malcriado, que le permitís todo, pero no es eso, talvez, por ejemplo, va a un lugar y un niño le dice ‘hola’, él es serio en ese sentido, pero ahora como uno ya sabe qué es lo que tiene, uno anticipa y le va diciendo cómo debe comportarse”, refiere Osiris sobre su hijo.

Hace tres meses que Osiris lleva a su hijo, cuatro veces por semana, al Centro de Diagnóstico y Terapia Integral María Reina (CEMAR) en la ciudad de Matagalpa. Ella percibe cambios positivos.
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“En la casa él ya no grita, hace caso (cuando) le damos órdenes, se ha visto bastante el cambio”, dice.
La sicóloga Junieth Cruz, supervisora técnica en CEMAR, destaca que la ayuda de la familia es importante, porque es con quienes el niño permanece la mayor parte de su tiempo.
CEMAR es una organización privada que atiende a personas desde los 18 meses hasta los 16 años de edad con trastornos del neuro-desarrollo, entre estos el autismo, trastorno de la atención, hiperactividad, trastornos del lenguaje, de conducta y Síndrome de Down.
“Los niños vienen. Si ya han sido diagnosticados, ya se les hace el plan de trabajo, si no, se inicia por hacer el diagnóstico y luego se hace un plan de trabajo para el centro, un plan de trabajo para la casa y observación clínica en los colegios, siempre y cuando nos permitan llegar a observar y dar las recomendaciones”, dice Cruz.
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De acuerdo con la sicóloga, cuanto más temprano sea atendido el niño, los resultados pueden ser mejores. “Si yo tengo un niño de dos años, que no habla, y lo llevo a atención, la adquisición de la habilidad del lenguaje tiene un 80 a 90 por ciento de adquirirla”, afirma.
Osiris tiene esperanzas en que su hijo sea aceptado en el sistema educativo en el segundo semestre de este año.
CEMAR brinda servicios en neurosicología, rehabilitación neurosicológica y tratamiento del lenguaje y cuenta con sicólogos, logopedas, neurosicología, sicología educativa y del aprendizaje y neuropediatría.
CEMAR está establecida en Matagalpa desde hace dos años y actualmente atiende a unos 25 niños y adolescentes.
En 2020 esta organización recibió un premio por innovación social. Aunque en centro se paga por los servicios, tienen un programa para reducir costos a las personas, según su situación socioeconómica.
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