Las manzanas se dan muy bien en países con clima frío, por ello son importadas a países tropicales y su precio es alto en relación al de un banano o una naranja, pero, el matagalpino Raymond Hawkins desafió las condiciones climáticas para experimentar y producir en Nicaragua manzanas de la variedad Gala.
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“La idea, la visión, es sacar manzana para toda Nicaragua, para todo tipo de clima, todo tipo de terreno”, explica Hawkins.
La primera de las sorpresas del experimento de Hawkins es que esta variedad de manzanas está “pegando bien” en zonas cálidas de Nicaragua: “la más difícil y la primera experiencia que dio, fue en Managua”.
Hace tres años empezó Hawkins la aventura vendiendo unas 120 plantas. Ahora, hay árboles de manzanas sembrados en múltiples lugares de los departamentos de Managua, León, Masaya, Granada, Rivas, Jinotega, Carazo, Estelí, Nueva Segovia, Boaco y Río San Juan.
Incluso, algunas plantas producidas por la empresa Gala Ray, que dirige Hawkins, han sido llevadas a Panamá.
La temporada de cosecha de manzanas nicaragüenses será en junio, julio y agosto, ya que ahora están en floración y desarrollo.
Buena aceptación de las manzanas Gala Ray
Liseth Cáceres, encargada de la distribución de las plantas de manzana, cuenta que “realmente, hemos tenido buena aceptación de este producto, tal vez por la novedad, sí hay asombro, y sí hay un poco de inseguridad en creer de que realmente sí existen manzanas ahora en Nicaragua”.
“Poder crear una variedad única y exclusiva en este país, pues también tiene un costo y la exclusividad es única”, refiere Cáceres, en cuanto al precio del producto, que ronda los 60 dólares por planta.
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Hawkins explica que es la primera vez que se producen manzanas gala en Centroamérica, aunque en Costa Rica, desde hace más 40 años se produce una variedad que es pequeña y ácida, en cambio las Galas Ray compiten con las que se ofrecen en los supermercados.
Las manzanas Gala es una variedad de origen neozelandés. La fruta en el interior es blanca, crujiente y consistente, así como muy aromática y jugosa.
El vivero de manzanos está ubicado en la comunidad de Palcila, al norte del municipio de Matagalpa, carretera a Jinotega.
Experimentar constantemente
“La manzana teóricamente es de clima frío, necesita de 500 a 700 horas de frío porque, de lo contrario, no toma el tamaño, ni el color, pero esta (manzana Gala Ray), nosotros la adaptamos, nos saltamos algunas de las estaciones, porque ella necesitaba en teoría cuatro estaciones, por ejemplo en países como Estados Unidos, Europa, Chile, ella duerme en invierno”, explica Hawkins.
Sobre cómo se adaptó la variedad de manzana que produce, Hawkins señala que “el clima no le afecta, porque ya no necesita las estaciones, al no tener las cuatro estaciones, teníamos que buscar la forma de confundir la planta, ella se confundió y empezó a funcionar correctamente”.
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Para lograr el éxito con este experimento, Hawkins confiesa que ha sido valioso el conocimiento de agricultores de la zona que forman parte de la empresa.
Francisco Javier Pineda, es miembro del equipo, antes cultivaba hortalizas, pero ahora junto a Hawkins se encarga de hacer los injertos en las plantitas de manzana: “He puesto un poquito de inteligencia que el Señor me ha dado, los libros los hemos dejado a un lado y hemos hecho nuestros propios experimentos”, explica.
Interés académico por las manzanas tropicales
Parte de las investigaciones de Hawkins fue encontrar semillas nativas con fuerza genética para serviles de padrones, las que adquirió en Asia Central por medio de contactos y redes sociales.
Actualmente, universidades centroamericanas como la Zamorano han contactado a Hawkins a fin de conocer las experiencias de las manzanas tropicales.
“Nosotros tenemos nuestra propia escuela, sabemos cuál es la ramita que da, en qué momento se debe usar, cómo se le aplica el patrón, de qué tamaño”, explica Hawkins.
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La ideas y experimentación de la empresa aún no terminan, porque quieren crear variedades de peras y cerezas.
Hawkins asegura que en estos momentos la fruta ya está probada que funciona, ahora otra de las metas de la empresa Gala Ray es que en Nicaragua se produzca de manera masiva, para la comercialización.
Actualmente, la gente compra 2, 3 o 5 plantas para experimentar o para consumo, pero, algunas personas que quieren incursionar en la pequeña industria, son los que están sembrando de 5 a 10 plantas: “son los primeros que van a saltar a nivel de productor”, dice Hawkins.
Para poner un estimado de rentabilidad, Hawkins hace sus cálculos: “Imaginate un árbol de manzanas que te dé doscientas manzanas, a quince córdobas (precio tentativo), son tres mil córdobas, imagínate si tienes mil palos, son tres millones de córdobas”.
Según Hawkins estos cultivos no demandan muchos insumos en químicos para el control de plagas.
Una idea de su niñez
Hawkins recuerda que en su niñez las manzanas llegaban en Navidad con una etiqueta que decía Washington. Recuerda que valían 5 córdobas hace más de 60 años y eran muy costosas para la época, pero tenía la inquietud de, algún día sembrar un árbol de manzanas en su natal Matagalpa.
Viviendo en Estados Unidos, contactó con viveros y allí le “cantaron cero”, porque le dijeron que perdería su tiempo tratando de sembrar manzanas en Nicaragua.
Su empecinamiento lo llevó a pasar horas en la cocina de su casa haciendo experimentos en sus ratos libres porque laboraba como administrador de empresas y por mucho tiempo trabajó en el ramo de las ópticas. Al jubilarse, hace 13 años, se metió de lleno a su proyecto de las manzanas, creando esta variedad tropical de manzanas Gala.
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