Henry Lucy Chavarría González, El Guapo. Nacido en Jinotega el 13 de diciembre de 1934. Hijo de Luis Chavarría Moreira y Eudomilia González. Casado con la distinguida señora Elena Villanueva de Chavarría.
Bachiller del Instituto Nacional Miguel Ramírez Goyena (1955), inició sus estudios normalistas en Managua y los concluyó en su natal Jinotega. Estudió la especialidad de Ciencias y Biología, en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (Unan).
Fue el principal promotor de la fundación del Instituto Nacional Benjamín Zeledón y de sus tradicionales carnavales y olimpíadas de atletismo.
La verdadera fecha de inauguración del Instituto Nacional Benjamín Zeledón, de Jinotega, fue un 15 de mayo de 1959, y para que eso fuera posible, se tuvo que contar con el ímpetu de un joven jinotegano llamado Henry Chavarría, conocido ahora como “El Guapo”, quien, por falta de oportunidades de estudio en su pueblo, tuvo que optar a una beca que lo llevaría, en 1950, al internado del Institutito Nacional Miguel Ramírez Goyena de la capital.
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La verdadera historia muy pocos la conocen. En 1947, Jinotega tenía su Instituto de educación media, que era dirigido por el maestro Alcibíades Pastora, el cual fue cerrado por el entonces senador, doctor Simeón Rizo Gadea, quien se preguntaba que si los jóvenes estudiaban ¿quién trabajaría en las fincas?
Los políticos aseguraban que Jinotega no necesitaba un Instituto de secundaria “porque querían que todos fuéramos zapateros, albañiles, ordeñadores, carpinteros”, se lamenta el personaje que hoy nos ocupa.
Henry se había propuesto regresar a su fría ciudad y hacer posible la fundación de un instituto de educación secundaria; el destino le sirvió la oportunidad en bandeja. Tras bachillerarse, ante las limitaciones económicas, se quedó trabajando en el Ramírez Goyena, con su director, el poeta Guillermo Rothschuh Tablada, quien recibía la visita, todas las tardes del Ministro de Educación, doctor René Schick Gutiérrez y del viceministro, doctor Pedro J. Quintanilla, con quienes no tardó Henry en entablar una bonita amistad, en la que vio la posibilidad de hacer realidad su sueño.
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Una tarde el jinotegano interrumpió la tertulia con los distinguidos funcionarios y les expuso la necesidad de abrir un instituto de secundaria en Jinotega. Planteó todos los argumentos y los convenció en el acto. La respuesta del doctor Schick fue contundente: “Andá, levantá un listado de los estudiantes que se puedan matricular, los posibles maestros y el director, nosotros te vamos a asignar un presupuesto para que lo abrás”, le dijo quien, cuatro años después, se convertiría en presidente de la nación.
Schick y Quintanilla advirtieron a Henry que él no podía ser el director del instituto para evitar problemas políticos, ya que el Ramírez Goyena, donde él laboraba, era visto como el semillero de la insurgencia contra Somoza.
El joven entusiasta se hizo acompañar del doctor Tomás Urroz, director de educación media, y hablaron con el inspector departamental de educación, profesor Francisco González para que autorizara la apertura de Instituto. Levantaron el listado de 16 estudiantes y se dieron a la tarea de buscar a un director, cargo que fue aceptado por el maestro José Dolores Rivera González.
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Meses después, el primero de mayo de 1959, iniciaron las matrículas, y el 15 de ese mes se abrieron las puertas de lo que hoy es reconocido como el máximo centro de estudios de Jinotega, Instituto Nacional Benjamín Zeledón, nombre que fue propuesto por la insigne maestra Amanda López Pineda. Entre sus alumnos fundadores se cuentan: Oscar López, Edwin Blandón, Isidro Dallatorre, Ernesto González, Teresita Villagra, Socorro Castro y Gilma López; sus primeras clases la recibieron en las instalaciones de la Inspectoría departamental de educación, donde actualmente son la oficinas de ANDEN.
Tras andar “del timbo al tambo”, con los estudiantes, el maestro Henry iniciaría la lucha por la construcción de un edificio para el Instituto y encontró en el profesor y diputado Francisco Chavarría Valenzuela, a su mejor aliado. Don “Pancho Chavarría” contrató un bus y se llevó a los estudiantes y maestros ante el Congreso y allí logró un partida de medio millón de córdobas para iniciar su construcción.
Desde sus inicios el INBZ marcó la diferencia en Jinotega. Bajo el liderazgo de Henry Chavarría González, en 1960 los pocos estudiantes salen a la calle con tambores y disfraces, inaugurando toda una tradición carnavalesca que sacude las calles de la Cuidad de la Brumas el último domingo de cada agosto. En 1961 se inician las olimpíadas de atletismo que reunieron por décadas a lo mejor de la pista y campo de los colegios de todo el país.
Es en estos eventos donde radica la fijación del 12 de septiembre como la fecha de celebración del aniversario del Instituto. El profesor Henry, bajo el apelativo de “El Guapo”, promovió que en saludo al mes de la patria las actividades del centro de estudios se celebraran en septiembre; además aprovechando que, entonces, el día del Maestro se celebraba el 11 de septiembre. Así, se designó el 5 para subir al cerro de La Cruz a izar las banderas de Nicaragua y Jinotega, el 11 para las olimpíadas y el 12 para celebrar el aniversario del Instituto.
Los estudiantes han visto en Henry Chavarría González a todo un líder de la educación en Jinotega, quien regresó a su Jinotega en los años 90, después de más de un década de residir en EE.UU., encontrando intacto su prestigio y la admiración de su pueblo.
A sus 86 años, sale a caminar todas las mañanas al despertar el alba y se regocija de ser saludado como “El Guapo”, apelativo que él mismo se inventó como mecanismo de “autoprotección”
Desde los primeros días del instituto, los estudiantes ponían sobrenombres a sus profesores, y el Maestro Henry pensó: “mmm esto no me está gustando” y antes que a los chavalos se les ocurriera ponerle un apodo, él escogió uno para sí y eligió “El Guapo”.
Para lograrlo comenzó a llamar “guapo” a todos sus estudiantes: “Guapo, compóngase la corbata: Guapo, rasúrese el cabello que lo anda muy largo, Guapo, pase a la pizarra, ¿Cómo amaneció, guapo?; y así poco a poco logró capearse de un mal apodo, cuando todos los estudiantes lo comenzaron a llamar “El Guapo”.
Hoy por hoy Henry Chavarría González puede vanagloriarse, no solo de su carácter de “Guapo”, sino además de ser el mayor símbolo viviente de la educación en Jinotega; cuyo ímpetu, liderazgo y perseverancia hicieron posible nuestro gran Instituto Nacional Benjamín Zeledòn, desde donde se continuará escribiendo nuestra historia.
Jamenber 110521
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