Son jaleas sin etiquetas, pero de agradable sabor, envasadas en recipientes reutilizados de latas de leche, envases de colados para bebés u otros productos diversos. Estas deliciosas confituras son hechas y distribuidas por mujeres de Siare, una comunidad al noreste de la ciudad de Matagalpa, en la jurisdicción del municipio de San Ramón.
Aunque trabajan sin agremiarse, las mujeres de Siare han encontrado un modelo de negocio en la fabricación de las jaleas con guayabas producidas en la comunidad y sus alrededores.
La cosecha de esa fruta en Siare es entre noviembre y enero, por lo que el resto del tiempo las mujeres optan por comprar guayabas por encargo a comerciantes procedentes de Masaya o bien por hacer jaleas con piñas que compran en los mercados.
Estas jaleas artesanales son distribuidas por las mujeres mismas. Cada mujer hace su jalea en su hogar y al día siguiente van casa a casa por las calles de la ciudad de Matagalpa ofreciendo el producto.
Ángela Hernández del sector conocido como La Virgen en Siare, tiene más de 25 años de vender jaleas, recorre a pie la ciudad de Matagalpa, de norte a sur, vendiendo a 80 córdobas un vaso grande.
Una tradición de las abuelas de Siare
Las mujeres de Siare aprendieron este oficio a través de sus madres, abuelas o suegras. Melba Hernández dice que a ella le enseñó su mamá doña Lorenza Benitez, quien a su vez aprendió de su suegra.
Melba cuenta que nunca pensó dedicarse a hacer jaleas para la venta, porque solo fue una ayudante para su mamá; sin embargo, con los conocimientos aprendidos encontró en este oficio, una forma de obtener ingresos extras.
“Le llevaba a mis compañeros de trabajo la jalea y ellos se beneficiaban, porque ir al súper es más caro…yo les llevaba dos o tres vasos a cada uno”, refiere Melba, indicando que estuvo 32 años como trabajadora de la Salud en Matagalpa. Aunque está jubilada, sigue haciendo jaleas por encargos y le está enseñando a hacer jaleas a su nuera Nohemí.
Además de hacer jaleas, algunas de las mujeres de Siare trabajan en fincas aledañas cortando café, otras viajan a Matagalpa, que está casi a una hora en trasporte colectivo para trabajar como asistentes del hogar.
Verónica Hernández se dedica tiempo completo a elaborar jaleas, ya que encuentra rentabilidad. “Hay diferentes trabajos en la ciudad, pero no me renta… y yo me hago mis 500, 700 córdobas al día con mi jalea, entonces es una cosa que ha rentado”.
Otro elemento que, según Verónica, hace rentable este negocio, es que la guayaba que se encuentra en la comunidad en temporada pueden cosecharla en sus patios o comprárselas a las vecinas, las que venden la docena a 10 córdobas.
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