
Dolvin Evenor Centeno Centeno, de 20 años y presunto asesino de Carmenza Hernández Godínez, de 18; debe cumplir con la medida cautelar de prisión preventiva que este miércoles 10 de febrero, en audiencia preliminar, le impuso la titular del Juzgado Único de Distrito Penal de Audiencias y de Violencia por ministerio de ley en Matagalpa, Maribel del Rosario Parrilla.
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La judicial admitió la acusación sostenida en la audiencia preliminar por el fiscal auxiliar Walter Alejandro Urbina Cerrato, y programó la audiencia inicial, de intercambio de información y pruebas, para el 23 de febrero próximo.
En la acusación, la Fiscalía ofrece como medios probatorios las declaraciones de cinco personas que conocían a la joven Hernández, además de policías y la forense que participaron en las diligencias investigativas del caso.
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Centeno fue acusado de asesinato agravado y robo agravado, ambos delitos en concurso real, en perjuicio de Hernández.
La acusación refiere que el presunto asesino trabajaba para una empresa de vigilancia y llegaba por turnos de 24 horas –llegaba a las 7:00 a.m. y salía a la misma hora del siguiente día– a cuidar el negocio de productos de plástico donde Hernández trabajaba como secretaria, además de recibir y despachar la mercadería en el barrio Bosques del Musún de la ciudad de Río Blanco.
Asimimo, el Ministerio Público relata que Centeno “enamoraba” a Hernández y esta “no aceptaba los enamoramientos que le realizaba el acusado Dolvin Evenor Centeno Centeno y lo ignoraba”.
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Agrega la Fiscalía que a Centeno “no le agradaba la víctima”, presuntamente porque “en una ocasión”, ella “encontró dormido al acusado en horas laborales, y la víctima le informó al jefe del acusado, este le llamó la atención y a raíz de ese hecho el acusado tomó enemistad con la víctima…”.
El relato de la Fiscalía apunta que, el 5 de febrero, el vigilante y Hernández estuvieron en sus puestos de trabajo; pero, a las 5:30 p.m., la joven fue a un servicio higiénico afuera de la bodega, mientras que Centeno la siguió y la intimidó con una daga, un arma blanca con doble filo, presuntamente con intenciones de violarla.
La muchacha intentó huir, pero el vigilante la atacó con la daga, provocándole heridas en el cuello y el pecho, una de las cuales perforó un pulmón.
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Tras matar a la joven, el vigilante le despojó de un celular valorado en cinco mil córdobas. Y una hora después, quiso encubrir el crimen. Metió el cuerpo en dos sacos y lo llevó a una zanja detrás de la bodega y lo tapó con maleza. Asimismo, en la entrada al baño donde la mató, el presunto asesino, dice la Fiscalía, “derramó un balde que contenía aceite negro en todo el piso del baño para tapar la sangre de la víctima”.
Unas sandalias que andaba Hernández, el homre las metió en una bolsa y las lanzó al este de la bodega, entre maleza.
El cadáver de Hernández fue encontrado a las 2:30 p.m. del 6 de febrero y al siguiente día la Policía emitió una nota de prensa diciendo que Centeno había confesado la autoría del crimen.
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