Las Cabañas llaman al lugar donde el artesano Gustavo Adolfo Villagra Díaz levantó un kiosco a la orilla de una curva, en el kilómetro 148 de la sinuosa y empinada carretera tradicional entre las ciudades de Matagalpa y Jinotega, donde oferta casitas para los Nacimientos o Pesebres para conmemorar la Navidad, así como otros adornos, incluyendo maceteras.
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También oferta varias especies de plantas decorativas, algunas de ellas en maceteras hechas con miná, un material que luce como raíces compactadas. “Hay miná negro y hay blanco”, señala Villagra, asegurando que es un material que ahora deben ir a buscar y comprar en otras zonas de Jinotega.
“Es más difícil conseguir el material de miná, se va a traer largo porque ya para esta zona no hay”, dice el artesano que lleva años trabajando con ese tipo de artesanías, oficio que aprendió “viendo” a otros vecinos.
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Hace más de tres décadas, en la vecina comunidad Las Latas residía Gonzalo Tórrez, a quien Villagra recuerda como un “artesano profesional” a quien le decían “don Chalo” y que a la vez destacaba como poeta. Falleció hace unos 20 años, lamenta.
“Él, ‘don Chalo’, enseñó a varios. Yo aprendí viéndolos y él fue quien empezó con este negocio”, cuenta Villagra.
Además de las casitas de distintos tamaños y que pueden ser usadas para arreglar los Nacimientos o Pesebres, con el mismo material el artesano elabora algunas esculturas de animales como elefantes, venados, ardillas, entre otros.
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Las casitas cuestan desde 150 córdobas, las pequeñas, hasta 1,500 córdobas las más grandes.
En el kiosco también oferta plantas diversas sembradas en distintos tipos de recipientes. Chinas, hierberas, suculentas, cipreses romanos, entre otras, cuestan desde 20 córdobas hasta 150. Pero también hay unas que van sembradas en maceteras de miná que valen unos 220 córdobas. Maceteras vacías cuestan 120 córdobas.
Aunque considera que el negocio siempre es bueno, el artesano sostiene que es también una tradición hacerlas para la temporada navideña.
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