El obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, insistió este sábado 19 de diciembre, en que el respeto a la dignidad de la persona, la familia, la justicia social y la libertad, deben ser las bases para la reconstrucción de Nicaragua.
También puede leer: Güiriseros indecisos sobre buscar a colegas en Rancho Grande
Se trata de los cuatro postulados que el jerarca católico enumeró en su Segunda Carta Pastoral, divulgada en la fiesta de los apóstoles Pedro y Pablo, el 29 de junio de este año y en la que insistió en su homilía del domingo 18 de octubre en la catedral San Pedro Apóstol en Matagalpa.
En ocasión del 96 aniversario de la Diócesis –fundada el 19 de diciembre de 1924, mediante la Bula “Animarum Salutis”, (para la salud de las almas)– monseñor Álvarez ordenó a seis nuevos sacerdotes: Edgar Balmaceda, Winston Martínez, Jader Guido, Omar Zeledón, Paul Tinoco y Luis Tórrez.
Podría interesarle: Mantienen prisión y mandan a juicio a joven Montenegro
En su homilía, el obispo de Matagalpa recordó que, como sacerdotes, “nuestra tarea es iluminar las conciencias con la lectura de los signos de los tiempos que, interpretados a la luz del Evangelio, nos interpelan sobre cómo reconstruir nuestra patria”.
“¿Cuáles deben ser las bases fundamentales que van a reconstruir el rostro de Nicaragua? Hoy las repito: la dignidad de la persona, la familia, la justicia social, la libertad. Leyes naturales inscritas en el corazón del hombre que, ciertamente, no vienen del Estado, sino que son preexistentes, existen antes del Estado; pero que habría que colocarlas como fundamento, como base para levantar nuestro país con principios y valores. Insisto, también esta es nuestra misión”, dijo el obispo.

Además: Amor de ciegos: la historia de una pareja en Matagalpa
Agregó que: “siempre miraremos con agrado a las personas que defiendan con claridad la dignidad de la persona, la familia tal y como Dios la constituyó en el Génesis, la justicia social y la libertad, siempre miraremos con agrado a estas personas”.
Los postulados en la carta del obispo
Esto es lo que el obispo Álvarez dijo sobre los cuatrompostulados en su Segunda Carta Pastoral:
“Primero: la dignidad de la persona, que es el bien más precioso que el hombre posee, gracias al cual, supera en valor a todo el mundo material, manifiesta todo su fulgor cuando se consideran su origen y su destino. Creado por Dios a su imagen y semejanza y redimido por la preciosísima Sangre de Cristo. La dignidad humana debe llevar a la construcción de una sociedad donde se respeten todos y cada uno de los derechos humanos, tanto los de naturaleza civil y política, como los de naturaleza económica, social y cultural.
Segundo: la familia, en la que el futuro de la humanidad se fragua, es la célula de comunión que constituye el fundamento de la sociedad, es patrimonio de la humanidad, constituye uno de los tesoros más importantes de los pueblos, ella ha sido y es escuela de la fe, palestra de valores humanos y cívicos, hogar en el que la vida humana nace y se acoge generosa y responsablemente, la familia es insustituible para la serenidad personal y para la educación de los hijos, la familia es la base de la sociedad y la estructura más adecuada para garantizar a las personas el bien integral necesario para su desarrollo permanente, me refiero a la familia natural y tradicional, tal y exactamente como la fundó Dios en el Génesis.
Suscríbase a nuestro Canal de YouTube
Tercero: La Libertad es el bien más noble de la naturaleza, propia solamente de los seres inteligentes, que da al hombre la dignidad de estar en manos de su propia decisión y de tener la potestad de sus acciones. Cada ciudadano decida y actúe desde el interior de su conciencia, libremente y sin miedo a ningún tipo de coacción exterior. Cada quien debe reflexionar con seriedad para decidir lo que considere más justo y conveniente para el presente y el futuro del país. El estado debe respetar la voluntad popular y debe convivir con una ciudadanía confiada en sus capacidades, en su potencial y en la importancia de sus acciones y decisiones para afectar su vida positivamente.
Y cuarto: la justicia social, que sólo puede ser conseguida sobre la base del respeto de la dignidad trascendente del hombre. El principio y el fin de todas las instituciones es la persona. Esto consiste en edificar un estado que encuentre su verdadera realización en la promoción del bienestar y el progreso social y humano, el respeto de la persona humana implica el de los derechos que se derivan de su dignidad de criatura. Estos derechos son anteriores a la sociedad y se imponen a ella. Corresponde a la Iglesia recordar estos derechos a los hombres de buena voluntad y distinguirlos de reivindicaciones abusivas o falsas. No puede ser de otra forma, la dignidad humana, la familia, la libertad, y la justicia social ofrecidas como dones naturales al hombre no sólo encarnan derechos, sino responsabilidades que el estado y la sociedad deben cumplir, así como compromisos sociales urgentes hacia los más vulnerables, pobres y desprotegidos. Si falta una, el edificio se derrumba”.
Facebook Comments