Gilma Hernández Raitte tiene sentimientos encontrados: su hija Jaquelin Margarita Hernández García sigue inmóvil en una cama, sin valerse por sí misma; pero esta madre muestra gratitud y alegría por la solidaridad de personas que le han llevado ayudas, luego que Mosaico CSI contara su historia en Matagalpa.
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“Todos los que me llaman me dicen que es que vieron Mosaico”, dice sonriente Hernández Raitte, indicando que “estoy feliz, hasta me dan escalofríos de la alegría, de la emoción, después de que yo estaba, bueno, que no hallaba ni qué hacer, dándole a mi pobre hija lo que hallaba”.
“Veo que sí la gente es buena, tiene su corazón noble, porque yo estaba en una calamidad que no tiene idea, yo no hallaba ni qué darle a mi hija”, refiere la madre, indicando que después de la publicación de Mosaico CSI, algunas personas le llevaron pañales desechables para adultos, algunos alimentos, jugos, entre otros donativos.
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Un proyecto denominado Día de Compartir llevó este viernes 6 de noviembre uno de los donativos que emocionó a Hernández Raitte.
Hernández García, de 52 años, lleva meses en una cama, inmóvil, consecuencia de un accidente vial de vieja data por el que, además, ha perdido el habla. Su mamá, Hernández Raitte, de 72 años, sin empleo y enferma, es quien la cuida y necesita ayuda.
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La madre recuerda que Hernández García fue reclutada por el Ejército y era ayudante de cocina en el entonces llamado Batallón de Reparación y Evacuación (BRE) del Sexto Comando Militar Regional del Ejército en Waswalí, Matagalpa. Una mañana de 1986 cayó de un camión militar y “se golpeó la columna”. Paulatinamente llegaron los males por los que Hernández García quedó inmóvil y perdió el habla.
Ambas tenían el respaldo económico de Daniel Hernández García, un mecánico automotriz que murió el 28 de septiembre reciente en Panamá, presuntamente afectado por la Covid-19. Un hijo de este, que cuidaba Hernández Raitte, había muerto semanas antes, el 2 de septiembre, en Matagalpa.
Hernández Raitte se ayudaba haciendo y vendiendo nacatamales, pero su capital de trabajo lo usó para los funerales de su nieto y tuvo que prestar más dinero cuando murió Daniel.
“Mis ahorritos que tenía para mis nacatamales se fueron ahí”, cuenta Hernández Raitte, quien ahora hizo otro préstamo de 1,000 córdobas para poder retomar la venta de nacatamales. Sus deudas ahora ascienden a unos cinco mil córdobas, calcula.
Hernández Raitte dice que en los últimos días su hija ha presentado ciertas complicaciones de salud, por lo que estima necesario que reciba atención médica.
Por ahora, estas mujeres han recibido un poco de ayuda. Necesitarán más, y Hernández Raitte está dispuesta a continuar en el cuido de su hija.
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