Natividad García Blandón solo tiene los recuerdos de sus tiempos como arriero, llevando el ganado a ordeño en distintas haciendas. Este matagalpino de 77 años ha vivido los últimos seis años sin sus piernas y ahora pasa el tiempo postrado en una cama en un reducido cuarto que le prestaron, construido con ripios de zinc, en un barrio al sur de la ciudad de Matagalpa.
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Allí tiene una silla de ruedas, pero el espacio es tan reducido que no puede usarla en el cuarto. Junto a la cama, donde pasa “dando vueltas”, tiene un taburete en el que hay una botella con agua “de la que hecha el cielo”, porque carece del servicio de agua potable, y unos recipientes pequeños de plástico.
“Solo estar acostado no sirve. Es cierto, yo me volteo para allá, me volteo para acá, pero no es como tener uno sus pies”, dice este matagalpino, sin perder el optimismo que le transmitieron unos médicos: “con unas prótesis, podría volver a caminar”.
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En el cuarto de zinc junto a un barranco, donde tampoco tiene energía eléctrica, unos vecinos le llevan comida, mientras que “una señora” se encarga de lavarle la ropa a este hombre que a veces se sienta en la silla de ruedas para prepararse un refresco o tomar café.
García Blandón es originario del municipio matagalpino de San Isidro, de donde emigró cuando tenía 14 años, pues sus padres habían muerto.
Dice que no aprendió a leer ni a escribir, pero se define como alguien “trabajador y responsable”, contando que “aquí en Matagalpa trabajaba limpiando queso, limpiando tramos (en un mercado) y de ahí me fui para las haciendas, a los ordeños”.
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En eso trabajaba, cuando empezó a notar que sus pies habían ennegrecido. Una enfermedad que, según describe, le pudo surgir por mojarse los pies después de intensas jornadas laborales.
Miembros de una liga cristiana de softbol en Matagalpa conocieron la historia de García Blandón y le están llevando algunos productos de aseo personal y alimentos instantáneos.
Mario Morán Alfaro, dirigente de esa liga de softbol, comentó que lo que más les ha llamado la atención es la actitud optimista de García Blandón y su “espíritu lleno de vida”.
El también cronista deportivo dijo esperar que más personas puedan sumarse para apoyar a García Blandón, solicitando incluso que algún barbero pueda ir a rasurarlo.
García Blandón, por su parte, sigue optimista. Sueña con volver a caminar y dice que lo primero que quiere hacer es poder ir a una iglesia católica, la religión que le inculcaron sus padres.
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