Aunque Nicaragua sigue sumergida en crisis sociopolítica, económica y sanitaria, el obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, consideró que el sufrimiento redimirá al pueblo que ha estado en intensas jornadas de oración. Mientras que, en su homilía dominical, el jerarca católico advirtió que los poderes del infierno no prevalecerán contra la Iglesia.
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Monseñor Álvarez, el más joven de los miembros de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, es reconocido por la contundencia de sus mensajes, muchos considerados “proféticos” por sus cercanos; pero también por estar del lado de la defensa de los derechos humanos de los nicaragüenses.
De hecho, entre otras intenciones, la misa de este domingo 23 de agosto, en la catedral San Pedro Apóstol de la ciudad de Matagalpa, fue ofrecida en ruegos “por la libertad de todos los presos políticos, en especial por Esperanza Sánchez, Kevin Solís, John Cerna y los hermanos Ángel y José Gadiel Sequeira.
Antes de comenzar la celebración religiosa, a puertas cerradas, como ha sido desde el 22 de marzo pasado, cuando el Consejo Presbiteral decretó una cuarentena en la Diócesis, ante la amenaza de la Covid-19, el obispo destacó la participación de los feligreses en las misas transmitidas por los medios y redes sociales de la Diócesis y algunos medios de comunicación independientes.
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“Qué bonito es pensar en tantas gentes, principalmente en nuestros barrios, en nuestras comunidades rurales, en la montaña, que ya antes de las 10 de la mañana encienden el radio, incluso, la mayoría desde las cuatro de la madrugada lo tienen encendido, para sintonizar la radio y poder participar de toda una fiesta de fe…”, comentó el obispo.
Además ofreció oraciones por quienes están sufriendo “en carne propia” el dolor de haber perdido a algún familiar a causa de la pandemia y “oramos por todo ese sufrimiento humano en el mundo y particularmente en nuestra patria, ese dolor que no queda en vano, que es como el grano de trigo que cae en tierra y muere, y muriendo da fruto”.
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“Ese dolor del pueblo nicaragüense no queda en el aire, no hermanos. Ese dolor, asumido por Jesucristo, tomado en el dolor de Cristo, escuchen bien, se convierte en un dolor de redención, es un dolor que redime al pueblo, que va salvando al pueblo, liberándolo, santificándolo, purificándolo, ungiéndolo, llenándolo de gracia y de vigor”, aseguró monseñor Álvarez.
El obispo adviritió que las intensas jornadas de oración, incluso de no creyentes, han hecho bien a Nicaragua. Desde el 9 de agosto recién pasado y hasta el 29 de septiembre próximo, la Diócesis de Matagalpa está en la “Jornada de Oración y Reparación por nuestra nación, tu cruz sigue firme y nuestra fe también”.
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Mientras tanto, en su homilía, el obispo Álvarez destacó que, aun cuando la Iglesia ha estado físicamente cerrada en la Diócesis de Matagalpa, “es cuando más abierta ha permanecido”, asegurando que, la Iglesia, como una madre, acoge y corrige a sus hijos.
Además, monseñor Álvarez enfatizó en que la Iglesia siempre seguirá denunciando las injusticias y advirtió que “lo que para nosotros un principio de fe entendible, razonable, para otros no lo es. Para otros es confusión, puede ser necedad, se les vuelve inentendible que los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella”.
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