
El obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, consideró que Nicaragua requiere de “verdaderos líderes” que surjan de la discreción y que no sean arrogantes ni prepotentes, para que establezcan un “proyecto de nación con un claro perfil de justicia social” y así construir un país “fraterno” y con una “economía ética”.
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Mientras arrecian las pugnas entre sectores opositores del país, que empantanan la toma de decisiones en la llamada Coalición Nacional, en su mensaje de este domingo 16 de agosto, en la misa que presidió a puertas cerradas en la catedral San Pedro Apóstol de Matagalpa, el jerarca católico consideró que en Nicaragua las “luchas intestinas” por protagonismos y candidaturas deben ser parte del pasado.
Desde el 20 de marzo, cuando comenzó una cuarentena en la Diócesis, las misas en la catedral de Matagalpa han sido sin asistencia de fieles, pero transmitidas a través de los medios de la Iglesia.
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Disertando sobre el evangelio, referido a la fe de una mujer cananea que pidió a Jesús compasión por su hija, el obispo Álvarez señaló que los nicaragüenses también “debemos gritar: ‘Señor ayúdame’… Que el Señor nos ayude a construir una gran nación…”.
Monseñor Álvarez ha sido insistente en que esa “gran nación” debe tener como primeros protagonistas a los pobres, los campesinos, las mujeres, los jóvenes, “las periferias existenciales, los que han sido tratados por casi 200 años como los descartables”.
“La opción preferencial por los pobres sigue siendo urgente en nuestra América Latina, en nuestra patria (Nicaragua). Programas y proyectos que beneficien y promuevan humanamente a los más vulnerables, un proyecto de nación con un claro perfil de justicia social, en donde las riquezas naturales, materiales y económicas sean equitativamente distribuidas, sin miedo a forjar una clase media que no sea vista como canal o medio apropiado de consumo, sino como una verdadera fortaleza de la misma economía”, continuó el obispo.

Esa clase media en Nicaragua, según el obispo, debe tener posibilidades de crecimiento y no ser limitada “porque ya no alcanza en un mundo selecto”.
“Ese mundo selecto puede perder de vista su relación con el exterior, que se debate entre si comer o no comer todos los días, entre si trabajar o no poder hacerlo, por falta de oportunidades; incluso, cuando los líderes, que luchan por protagonismos y candidaturas, pierden de vista el mundo real o se enfrascan solamente en su burbuja, en sus luchas intestinas, o en su posicionamientos o el mercadeo de cara al pueblo, cuando ya no tienen contacto directo con el pueblo, con la realidad, pierden la brújula, pierden el fin, el bien común, pierden de vista los bienes inmateriales de los que hablábamos el domingo pasado, ese círculo vicioso ya no debe ser parte de nuestro presente, ese círculo vicioso ya debe ser parte de nuestro pasado”, planteó monseñor Álvarez en su homilía.
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Agregó: “los verdaderos líderes vienen del silencio, del desierto, de la discreción. Señor sálvanos de la arrogancia y la prepotencia, sálvanos de esos males endémicos en el corazón humano, para construir juntos un mundo, un país fraterno, donde todos nos miremos a los ojos, sin tenernos miedo, sin humillarnos, donde hayan liderazgos con visión de nación, donde se establezca las bases de una economía libre sí, pero solidaria, fraterna, inclusiva y justa socialmente, una economía ética”.
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