Una carta. Un femicidio seguido de suicidio. Publicaciones, incluso de medios, que rayan en la justificación y el morbo: “por celos”; “como historia cinematográfica” … Aunque, el suceso tiene otras realidades: tres niños huérfanos, dos familias en luto y dolor, un pueblo consternado y la impunidad que incrementa la violencia.
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El asesinato de Alyeri Yolaneysis García López quedará en impunidad. El principal sospechoso del crimen, Alcides Jarquín Ordóñez, de 44 años, se suicidó después de acuchillarla en la noche de este jueves 2 de julio en una calle de Waslala, un municipio que territorialmente pertenece a la Costa Caribe Norte y que administrativamente es atendido desde la cabecera departamental de Matagalpa.
Incluyendo el crimen contra García, al menos 36 mujeres han sido asesinadas en lo que ha transcurrido de 2020 en el país, según el recuento de la organización Católicas por el Derecho a Decidir.
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Paz Aráuz, integrante de Grupo Venancia, una organización de educación y comunicación popular feminista, afirmó que “para nosotras es preocupante e indignante la ola de violencia y saña en contra de las mujeres en Nicaragua (donde) la mayoría de los asesinos están prófugos”.
“Si las autoridades competentes para detener esta ola de femicidios no toman una actitud beligerante para que se haga justicia, los agresores ven las puertas abiertas para cometer los delitos que quieran en contra de las mujeres”, consideró Aráuz.
En el caso de Waslala, presuntamente Jarquín fue siempre violento con García, con quien tenía tres niños de 12, 6 y 2 años. Ella trabajaba en una distribuidora y, aproximadamente a las 7:00 p.m. de este jueves, al terminar su jornada laboral, regresaba a su casa en una moto y acompañada presuntamente por otra mujer cuya identidad no ha sido revelada.
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Cuando ambas mujeres pasaban por el sector conocido como Los Módulos, en la entrada sur al municipio de Waslala, habrían sido interceptadas por Jarquín, de quien García presuntamente se había separado por violento. El hombre le asestó al menos cuatro cuchilladas a García, mientras la otra mujer logró escapar y avisar a la Policía.
En la mañana del viernes 3 de julio, el cadáver de Jarquín con lesiones por arma blanca en las muñecas, fue hallado cerca de donde mató a García. Posteriormente, trascendió la carta de dos páginas manuscrita en la que el hombre dice estar enfermo y culpa a la mujer de haber “tomado esa decisión de abandonarme”.
Además, en una parte de la carta, dirigiéndose a sus hijos, el hombre admite haber planeado el femicidio, al apuntar que “yo le juré a su mamá (que) si me hacía lo que me hizo, eso sería el fin”.
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“El suicidio es otra forma de asesinar a las mujeres, y que todo quede en la impunidad”, consideró Aráuz. Para la especialista, “en Nicaragua hay un mensaje claro para los agresores y es que las leyes no se cumplen, no nos están protegiendo a las mujeres, nos siguen viendo y considerando como si fuéramos un objeto con el que pueden hacer lo que quieran, sin restricciones”.
Aráuz agregó que las mujeres “no queremos seguir siendo parte de las estadísticas de este país, queremos gozar de nuestros derechos, de libertad y de respeto a nuestra vida, cuerpo y decisiones… No se debe continuar permitiendo que más niñas y niños sufran las consecuencias y traumas de tan lamentables hechos”.
Con colaboración de Mayela Rosales
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