Continúan los crímenes violentos enlutando a las familias campesinas del departamento de Jinotega, donde al menos tres personas fueron asesinadas, este martes 26 de mayo recién pasado, en circunstancias y lugares diferentes de ese territorio.
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Según versiones extraoficiales, elementos desconocidos mataron a cuchilladas a Alexis Ramírez Rocha, de aproximadamente 35 años, y al hijo adolescente de este, Alexis Ramírez Cruz.
Los cadáveres de los Ramírez fueron encontrados en un camino entre las comunidades de Santa Fe de Par Par y Los Laureles, en la microrregión de Wamblán del municipio de Wiwilí, cerca de la propiedad del fallecido agricultor Arcadio Olivas.
Cada uno de los cuerpos tenía varias heridas provocadas con arma blanca, posiblemente cuchillos, reveló una fuente extraoficial.
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Mientras tanto, hasta en la tarde del miércoles 27 de mayo, investigadores policiales apenas estaban movilizándose hacia el lugar para realizar las averiguaciones y peritajes correspondientes.
Armados cometiendo crímenes
Otro de los crímenes ocurrió a las 00:30 horas de la madrugada del martes 26 de mayo a un kilómetro al noreste de la iglesia evangélica La Esperanza, en la comunidad Las Torres, a unos 20 kilómetros de la cabecera municipal de San José de Bocay, también del departamento de Jinotega.
Allí fue asesinado un muchacho de 20 años identificado preliminarmente como Evert Antonio Hernández Pérez, según versiones extraoficiales, por un grupo armado del que supuestamente había desertado ocho días antes, lo cual no ha sido verificado ni confirmado por la Policía.
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Según los datos preliminares, aproximadamente ocho sujetos enmascarados y con armas de fuego irrumpieron en la casa de Hernández, le pegaron ocho balazos en distintas partes e inmediatamente huyeron con dirección imprecisa. La Policía anda el lugar investigando.
Wiwilí y San José de Bocay, junto a su vecino en común El Cuá, forman un triángulo con la mayor cantidad de crímenes en el departamento de Jinotega.
Ese departamento, según los anuarios estadísticos de la Policía, desde 2014 ha sido atendido con apenas cuatro policías por cada 100 kilómetros cuadrados.
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