“El Gato” le dicen quienes conocen a Jairo González Rodríguez, el amable cadete de taxi que todos los días anda sonriente prestando su servicio en las empinadas calles de la ciudad de Matagalpa y que, como una medida de prevención ante el impacto del covid-19, ha implementado un sistema de aislamiento en la unidad de transporte selectivo que conduce.
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Se trata de unas mamparas de protección hechas con plástico y tubos de policloruro de vinilo (PVC, por sus siglas en inglés) y que, según “El Gato”, benefician también a los usuarios, con una inversión bastante modesta de aproximadamente 300 córdobas (un poco menos de 9 dólares) que asumió el dueño de la unidad.
Hace más de dos semanas que decidió trabajar de esa manera, protegido. Los tubos fueron colocados “a presión”, de manera que no hay daños al tapizado o a la carrocería del carro; y el diseño permite que los usuarios con facilidad puedan entregar el pago y recibir el cambio cuando es el caso.
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Desinfectante y alcohol gel
“El Gato” también anda un atomizador con un desinfectante a base de yodo para limpiar el carro varias veces al día y una botella con alcohol gel para que los usuarios puedan limpiarse las manos.

“Esta idea surge ante la necesidad de responderle a esta situación (de la pandemia), estamos buscando cómo protegernos”, explica “El Gato”, admitiendo que se había fijado en una iniciativa parecida de un taxista en Managua.
Los taxistas son del grupo de trabajadores que día a día se exponen a altas posibilidades de contagio del covid-19.
González invitó a sus colegas taxistas a que puedan hacer el esfuerzo de tomar medidas preventivas, porque “es por el bien de ellos, de su familia y de la sociedad en su conjunto”.
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