Managua, 9 may (EFE).- Cada semana, de lunes a viernes, Spiderman salta desde la esquina de un semáforo en Managua para rescatar su economía familiar, como buen superhéroe, se muestra sano y atlético, pero la pandemia de COVID-19 le impide constancia en su hazaña de “llevar el pan a la casa”.
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Junto con un Venom sin su traje, Spiderman se gana la vida haciendo “faro”, o arte callejero bajo un semáforo, como “street dancer”, en medio de limpiadores de cristales y vendedores ambulantes, que forman parte de un ejército de más de 1,5 millones de subempleados en Nicaragua, según datos oficiales.
Bajo el sol o la lluvia, Spiderman y Venom se baten en un duelo de nunca terminar, que en el mejor de los casos les dará el equivalente a 7,3 dólares al final del día, o solamente un centavo de dólar si su “street show” no fue tan afortunado.
“Hay días buenos y días malos, yo ahorro lo poquito que gano y así me ayudo un poco más, y con lo que puedo a mi mamá”, dice a Efe Steven Garmendia, desde el interior del traje de Spiderman, su superhéroe favorito.
SIN SUPERPODER NI RASCACIELOS
Sin el superpoder de Spiderman, ni rascacielos para exhibirlo, el joven Garmendia recrea a Peter Parker en su vida cotidiana, con su alto copete y gafas de poco aumento, pero el parecido auténtico lo logra con su timidez, pues por respeto a su madre, quien no está de acuerdo con que baile en público ni gane dinero extendiendo un sombrero, se niega a mostrar su rostro y a hablar ante la cámara.
En eso le gana Venom, Diedrich Díaz, de 24 años, uno entre más de 400.000 nicaragüenses que perdieron su empleo tras la crisis sociopolítica de 2018, y quien, al verse sin opciones, ideó ganar dinero haciendo lo que ambos aman, el baile callejero, pero reconoce que en medio de la pandemia es más difícil.
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“De hecho hay semanas que solamente tres o cuatro carros están ahí en el semáforo”, afirma Díaz, quien cree que usar mascarillas durante el “faro” inspira entre la gente el mismo temor que un delincuente.
“Ahorita ha sido muy duro, la verdad, porque la gente, como nos ve así, sin protección ni nada, tiene miedo de solo abrir la ventana de los carros para darnos algo, y si nos dan algo, nos tiran la moneda, o ya sea que la dejan caer en nuestras manos, pero sí, ha sido duro”, sostiene.
Spiderman y Venom afirman tener miedo de contraer COVID-19, pero insisten en que no pueden quedarse en casa, porque de lo contrario no tendrán dinero para sostenerse, y pasarán a ser parte de las más de 600.000 personas que se teme pierdan su empleo en Nicaragua para fines de 2020.
ECONOMÍA Y CONTROL
La situación de los subempleados es la que dice defender el presidente Daniel Ortega, al afirmar que no puede establecer medidas para contener la propagación de la pandemia, porque eso significaría detener la economía nicaragüense, basada en un 75 % en el sector informal, según fuentes empresariales.
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No obstante, el mayor temor de los jóvenes es la falta de información, puesto que la que brinda el Gobierno, escasa y confusa, limita la prevención, causa temor, y merma sus ganancias.
“La situación está crítica cada vez más, y no hay suficiente información, ni en las redes, ni en la televisión, que sepamos sobre el virus”, comenta Díaz.
El Ministerio de Salud solamente ha informado de 16 casos del nuevo coronavirus, incluyendo cinco muertos, pero el independiente Observatorio Ciudadano COVID-19 reporta 781, con 88 fallecidos por razones relacionadas con la pandemia.
El manejo estatal de la información sobre el coronavirus SARS-coV-2, que causa el padecimiento de COVID-19, es similar a otros aspectos de la vida pública que son controlados en Nicaragua, y que han valido para que la disidencia acuse a Ortega de ser un “dictador”.
Dicho control hizo que otro ‘superhéroe’ declinara a hablar con Efe, porque la única vez que dio una entrevista fue expulsado del semáforo por las autoridades, y pasó años para hacer su reaparición en otro lugar.
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Ganar dinero de forma independiente en medio de la pandemia es especialmente difícil en un país donde el 58,3 % de sus 6,3 millones de habitantes vive en la pobreza y el 29,5 % en la indigencia, según datos del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA).
EL GRAN VILLANO
El futuro no se ve muy halagador para los subempleados, ya que los expertos han advertido que la recesión económica de Nicaragua pronto se convertirá en depresión, y esta vez las autoridades no han salido al paso para desmentir.
El Gobierno nicaragüense esperaba que en 2020 el producto interno bruto (PIB) mostrara un leve crecimiento del 0,5 %, tras caer un – 4 % en 2018 y un – 3,9 % en 2019, sin embargo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) han previsto decrecimientos de entre – 6 % y – 5,9 %, mientras que la no gubernamental Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) estima hasta un -13,7 %.
Dicho de otra manera, Garmendia y Díaz verán cada vez menos carros en su semáforo, y tendrán difícil mantener sus estudios universitarios de inglés.
Con esos números, Spiderman, Venom, y el ejército de 1,5 millones de nicaragüenses subempleados, enfrentan al COVID-19 en el peor escenario, el de la pobreza que amenaza con ser extrema. EFE
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