Considerando que “la humanidad entera está crucificada” por la pandemia del covid-19, el obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, llamó al sector empresarial nicaragüense a que permita que los trabajadores se queden en casa, para prevenir el contagio de la enfermedad, pero con los salarios garantizados.
“Piensen en la salud de sus trabajadores”, fue la exhortación del obispo, al finalizar los Oficios solemnes de la Pasión de Cristo, la noche de este Viernes Santo en la catedral San Pedro Apóstol, a puertas cerradas y sin la asistencia física de fieles, como medida preventiva ante la amenaza del covid-19, enfermedad de la que, hasta el Viernes Santo, el Ministerio de Salud (Minsa) reportaba ocho casos confirmados en el país.
A los pequeños, medianos y grandes empresarios, monseñor Álvarez les dijo que piensen “en la salud de aquellos hombres y mujeres que han hecho grandes sus empresas. Ahora son ellos quienes necesitan no solo una palabra, sino una acción de ustedes (…) Bien saben ustedes que es ahora cuando más urgentemente los trabajadores de sus empresas necesitan quedarse en casa. Háganlo y la historia les reconocerá sus decisiones y sus acciones”.
“Se pierde dinero, se baja la economía, hay recesión económica, sí; pero se pueden salvar vidas y la vida es lo principal y lo primero. No sólo le permitan a sus trabajadores -según cada uno sus propios análisis que hagan con sus técnicos- quedarse en casa, sino también aseguren su salario, aseguren el pan cotidiano de los trabajadores que, durante años, durante tiempos, le han dedicado a sus empresas esfuerzos, sacrificios y fatigas”, expresó monseñor Álvarez.
El obispo de Matagalpa ha sido una de las voces que más ha promovido acciones de prevención ante la amenaza del coronavirus. La iglesia católica en Matagalpa ha suspendido la participación de los fieles en las múltiples actividades generalmente masivas, incluyendo las solemnidades de la Semana Santa. Además, la Diócesis de Matagalpa propuso ejecutar un oproyecto que incluía la creación de un call center y seis puestos de prevención médica para contrarrestar a la pandemia; aunque el régimen de Daniel Ortega lo prohibió de inmediato a través del Minsa.
En su llamado al empresariado nicaragüense, el obispo dijo que, cuando este sector analice “con sus técnicos” lo que implica que sus trabajadores se queden en casa con salarios garantizados, “permítanme decirles con sensatez y sencillez que no es la técnica, no es la economía lo que está en primer lugar, sino la vida; es esta otra hora, es esta otra la hora en que ustedes tienen una palabra que dar”.
La humanidad perdió el libertinaje
Antes, en la homilía de los Oficios solemnes de la Pasión del Señor, el obispo Álvarez disertó sobre la cruz en la que Cristo padeció, dándole un nuevo significado. “Pareciera que en ciertos ambientes la humanidad andaba sin Dios”, dijo el prelado, y citando al Papa Francisco enfatizó: “Dios está con nosotros, no con el virus”.
“La humanidad, amadísimos, perdió el libertinaje: ciudades enteras vacías, incluso nuestra sencilla y pequeña Nicaragua, aunque no se quería, terminó estando vacía, playas vacías, calles vacías, lugares de atracción vacíos. En algún momento se dijo que era una locura, en el mundo se dijo, también en nuestra Nicaragua. La humanidad perdió el libertinaje, pero no hemos perdido la libertad, que es diferente, la libertad que nos ha dado en herencia nuestro Señor Jesucristo con su muerte”, dijo el obispo.
Agregó que, “ahora, en medio de las cadenas, es cuando aprendemos a no desear nada más que lo esencial, lo fundamental, lo vertebral. Queremos el apretón de manos, el abrazo, la cercanía, el rostro, queremos volver a sonreír con los amigos juntos como en familia en casa, queremos volver a saltar de gozo, de júbilo, se dice queremos volver a la vida de antes, normal, sí, pero a lo esencial, queremos proteger al que hemos descartado, queremos proteger al vulnerable, al enfermo, al anciano, al débil…”.
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