Juez sí calificó muerte de mujer como parricidio

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Cargos por Parricidio
Justiniano Ramos Fernández, de 43 años, enfrenta dos acusaciones en Matagalpa. MOSAICO CSI

Los hechos por los cuales murió Juana Felícita Fernández, de 86 años, fueron calificados por un juez de Matagalpa como parricidio en concurso ideal con intimidación y amenazas contra la mujer, por lo que, Justiniano Ramos Fernández, tendrá que pasar al menos 17 años preso.

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Fernández murió cuando su hijo, Ramos Fernández, presuntamente la perseguía atacándola a pedradas, en la madrugada del 18 de febrero recién pasado en la comunidad El Ocotal, a unos 10 kilómetros al suroeste de la ciudad de Matagalpa; sin embargo, un dictamen de la forense Heisel Sandoval Gutiérrez, determinó que la causa de muerte fue un infarto, por lo que la Fiscalía descartó acusar por parricidio.

Ramos Fernández, de 43 años, fue procesado y, al comenzar el juicio, el viernes 13 de marzo, admitió los cargos por Intimidación o amenaza contra la mujer; sin embargo, el titular del Juzgado Segundo de Distrito Penal Especializado en Violencia de Género en Matagalpa, William Mariano Montalván Avendaño decidió evacuar las pruebas, incluyendo las declaraciones de los testigos, para establecer la calificación legal de los hechos.

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Ramos enfrenta otra acusación por la falta penal de asedio en perjuicio de María Juana López. Esa causa está siendo tramitada en el Juzgado Segundo Local Penal de Matagalpa, a cargo del juez Raúl Acevedo.

Acusaciones coincidentes

En ambos casos, los hechos relatados por la Fiscalía son coincidentes. Cerca de las 7:30 p.m. del 17 de febrero, María Juana López estaba con sus dos hijas de 20 y 13 años en su casa, a unos 500 metros al sur de la escuela de El Ocotal, adonde llegó la anciana llorando y contándole que Ramos anda ebrio y que tenía miedo de que la siguiera.

López dio posada a Fernández. Pero, a las 11:00 p.m., Ramos llegó, lanzó piedras al techo de la casa, empujó la puerta delantera pretendiendo entrar y luego siguió tirando piedras, al tiempo que gritaba y ofendía a López, “haciendo sonar un machete, diciendo que saliera doña Juana Felícita afuera de la casa, porque la iba a matar…”.

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Santiago Ocampo Herrera, un vecino de las mujeres, llegó a defenderlas y Ramos se fue del sitio, relata la acusación por asedio.

Fernández trató de escapar por la puerta trasera, pero a pocos metros de la casa tropezó con un alambre de púas y a cuatro metros de esa cerca cayó por un infarto.

En la audiencia, continuada el 25 de marzo recién pasado, el juez Montalván consideró una teoría de equivalencia de condiciones según la cual, explicó, si Ramos no hubiera llegado a la casa de López, la señora Fernández no hubiese sufrido el infarto, por lo que calificó los hechos como parricidio en concurso ideal con intimidación y amenazas contra la mujer.

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