Entre consignas y cantos fue recibido monseñor Rolando Álvarez Lagos, en la parroquia de San Dionisio, el 9 de octubre, día de la festividad patronal. En la entrada principal al pueblo una multitud esperaba al Obispo quien al llegar les abrazó, cantó y peregrinó hacia la sede parroquial donde presidió la santa Misa campal.
Mons Rolando en un primer momento agradeció al párroco padre Juan Francisco Zeledon, por la labor pastoral y evangelizadora que junto a centenares de servidores realiza en la parroquia, quienes se prepararon para su fiesta con la multitudinaria peregrinación en honor a San Jerónimo el 29 de septiembre y luego el novenario.
En la homilía monseñor Rolando Álvarez se refirió al texto proclamado donde Jesús dice: «Ustedes son la luz del mundo», asegurando que en esa palabra el Señor «nos compromete» porque está afirmando que «cada uno de nosotros somos la luz del mundo», y ¿Cómo ser luz del mundo? Obligatoriamente en esta fiesta de San Dionisio debemos volver la mirada a este santo Obispo y Mártir que vivió entre los años 270 y 370 aproximadamente, quien como Santiago Apóstol evangelizó España, este hombre evangelizó Francia, fue luz del mundo, es responsable de la evangelización de Francia, un hombre con sencillez, con generosidad que evangelizó un país y casi todo el continente europeo.
«Claro como ha sucedido con hombres que se entregan por la verdad y por el Evangelio se encuentran con hombres como Diocleciano que no soportó la luz de Cristo palpable en San Dionisio y lo mató, lo martirizó, al derramar la sangre por Cristo, por la fe cristiana se volvió mártir», argumentó Mons. Rolando.
«Al meditar estos textos a la luz del Evangelio y la vida de San Dionisio, pensaba que podemos ser servidores de Cristo a la luz del Evangelio, siendo servidores de los demás, servidores permanentes, servidores indetenibles, cada uno en su lugar, cada uno desde su vocación. El papa Benedicto XVI dice que la santidad no consiste en hacer obras extraordinarias ni en tener carismas excepcionales. Podríamos nosotros afirmar que no consiste en tener nada extraordinario ni excepcional, se resume en escuchar y servir a Jesús. El texto del domingo afirmaba: No somos más que servidores, no somos más que siervos sólo hemos hecho lo que debíamos hacer, servidores de los demás».
«Que bonito es un papá que se sienta servidor de su esposa y de su hijo, servidor de la casa, el primero que como Cristo se levante de la mesa, se ciña la cintura y sea servidor de la casa, siervo del hogar. Que bonito es pensar en la esposa que vive como una sierva, como una servidora de su esposo, que hermoso es pensar en ese matrimonio que está convencido plenamente que existen como matrimonio para servir a sus hijos, cuando en una casa hay un matrimonio así ese muchacho, esa muchacha desde niño es marcado por el Espíritu de servicio que vive en su papá y en su mamá, y luego indudablemente vivirán como servidores, considerarán su vida como servidores de los demás, que lindo es vivir para servir, es que cuando no se vive en ese servicio se buscan premios, glorias humanas, nos distraernos en la vida, perdemos el centro, lo más importante en la vida».
«Que lindos es que los hijos se sientan servidores de los padres, le cambia la vida a uno, le cambia la vida a la familia y así uno entiende la vida de los santos que vivieron para servir, entiende lo que dice madre Teresa de Calcuta: Si quieres la paz mundial vete a tu casa y ama a tu familia. En la casa se viven las virtudes domésticas que guían en la vida para servir a todos sin excepción, pero el Evangelio enseña que en ese servicio al pueblo en primer lugar debemos servir a los rostros sufrientes, al hambriento, al sediento, a los sin techo, al oprimido, desesperanzado, al pobre, al sin voz, a los marginados, a los que no se les ha respetado su dignidad de persona, por eso es que la Iglesia en Nicaragua no dudó en esta crisis ponerse de lado del rostro sufriente, sin excepción, de cualquier rostro sufriente».
«Que bonito sería que las autoridades mundiales, las autoridades de nuestra patria y todo aquel que ejerce una autoridad pública se sienta servidor del pueblo, porque uno no busca recompensa, adulación, aplausos, no busca glorias humanas sino servir a los demás. Lo decía el domingo en Catedral, que los buenos políticos deben estar convencidos que necesitan servir al pueblo, y hoy más que nunca Nicaragua necesita políticos que estén dispuestos a servir al pueblo. Que bello es que en Nicaragua surgan políticos donde el espíritu de servicio sean los más pobres, y si es así en todo caso lo que van a tener es gratitud del pueblo y el saber que su gran recompensa es servir a los pobres, necesitamos políticos que dejen decidir al pueblo, porque Dios y el pueblo son los únicos que tienen la última palabra en ese país, políticos que tengan amor por los pobres, por los sufridos y por los deprimidos, a esos hay que amar en primer lugar».
«Esos buenos políticos que estén dispuestos a que juntos el pueblo desde las bases, desde los cimientos construyamos una nueva Nicaragua donde todos podamos vivir como hermanos, donde se respete la dignidad de la persona y dónde se comparta la riqueza que es de todos porque Dios hizo las riquezas del mundo y este país precioso no para que unos pocos la gocen sino todos con igualdad, para que a todos se les den oportunidades y así la gente sencilla pueda gozar de esas riquezas».
«Todos debemos ser servidores y así seremos luz del mundo, nosotros le pedimos al Señor que las autoridades sean luz del mundo, que los políticos sean luz del mundo, que las familias sean luz del mundo, que los consagrados sean luz del mundo y por lo tanto seamos auténticos servidores para los creyentes y auténtico servidores de los demás para todo hombre», concluyó.
Fuente: DIÓCESIS DE MATAGALPA
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