Pobladores de la ciudad de Matagalpa, al norte de Nicaragua, han tenido que “estirar” sus ingresos —inferiores al costo de la canasta básica— y reducir el consumo de servicios básicos e incluso de alimentos, para mitigar el impacto de la crisis económica que se profundiza en el país.
Ante la falta de empleos, algunos pobladores, como María Lorena Barrera, han iniciado pequeños negocios para mejorar los ingresos familiares. Esta mujer de 50 años y madre de tres hijos, comenzó a vender comidas en el barrio Guanuca, al norte de la ciudad de Matagalpa.
“Con mi mamá nos ayudamos, porque ella tiene un tramo en el mercado de Guanuca y así logramos pagar los gastos básicos de la casa. Yo acá me he puesto a vender enchiladas de carne, tacos, maduro con queso, pollo frito y vigorón para poder sobrevivir, aunque no está vendiéndose mucho debido a la situación», explica Barrera.
Ella calcula que con su negocio y el de su madre perciben utilidades de aproximadamente diez mil córdobas mensuales con lo que subsisten los siete miembros de su familia “priorizando lo más importante”.
“Ahorita priorizo la comida: arroz, frijoles, azúcar, aceite, cuajada, huevos. Son las cosas que no se dejan de comprar. La carne y el pollo (los compro) cuando se puede. Los gastos básicos de la casa como agua, luz y algunos gastos médicos, porque de repente uno se enferma y tenemos que recurrir a lo más barato, no podemos ir a pagar una clínica, porque no hay el recurso económico”, dice Barrera.
Agrega que “uno tiene que acomodarse hasta donde le dé el dinerito, porque hay cosas que han subido de precio y tenemos que comprar las cosas más baratas y es preocupante (porque) los salarios que están congelados, hay mucho desempleo”.
Ulises José Sevilla Herrera, de 41años, trabaja como conductor de taxi en la ciudad de Matagalpa y para él cada día es más difícil llevar los alimentos a la mesa de su casa.
“Las cosas están más caras y uno gana cada vez menos o igual. Por la gracia de Dios estamos sobreviviendo, pero está dura la situación económica”, dice el hombre que conduce un taxi durante ocho horas diarias durante toda la semana, sin días de descanso.
Sevilla agrega que “hay cosas que he tenido que dejar de comprar como la carne, ropa, zapatos para darle prioridad a la comida”.
Juan Oswaldo Guzmán es un jubilado que va todos los días al mercado de Guanuca a realizar las compras para su casa donde convive con su esposa. La pensión que recibe ronda los seis mil córdobas y para él “la carnita ahora es un lujo y (compro) tal vez una vez al mes”.
Debido a la crisis, Marianela Zamora Salinas decidió emprender una tortillería en el barrio Liberación, al centro de la ciudad. Hace nueve meses que inició su proyecto con el apoyo de su mamá, quien reside en el extranjero.
Los ingresos que Zamora obtiene del negocio y el aporte de su mamá con remesas, para la joven de 22 años, son insuficientes ante el costo de la canasta básica que ya supera los 14,000 córdobas.
“No se ajusta con la misma cantidad de antes, (entonces) lo que hago es reducir las cantidades que compro. Antes comprobaba 30 libras de arroz, frijoles y azúcar; ahora compro 20 libras de cada uno. Incluso he tenido que reducir las porciones de los tres tiempos de comida”, dice Zamora.
La canasta básica en Nicaragua contempla 53 productos y está diseñada para cinco personas, dos adultos y tres menores de edad. Entre estos productos se consideran servicios como la electricidad, agua potable y otros.
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