Leonel Dávila García, de aproximadamente 39 años, murió debido a una herida en el pecho provocada presuntamente con machete por una persona todavía sin identificar, la mañana de este lunes 4 de febrero en la comunidad Frank Tijerino, a unos 16 kilómetros al este del poblado El Cuá, departamento de Jinotega.
Agentes policiales fueron al sitio para investigar el caso, pero todavía no brindan información preliminar sobre sus averiguaciones. Mientras tanto, vecinos de la comunidad, dijeron telefónicamente que Dávila, un pequeño caficultor, estaba trabajando en su parcela, resembrando café, cuando fue atacado.
Según la versión de los lugareños, Dávila habría estado agachado cuando alguien presuntamente le asestó un garrotazo por la espalda y, cuando volteó en el piso, le ensartaron la punta de un machete en el pecho.
Los pobladores de esa comunidad están alarmados porque es el segundo crimen que ocurre este año en ese sector. La noche del 17 de enero, el también caficultor José Esteban Pao Rugama estaba viendo televisión cuando unos desconocidos llegaron a su casa y le asestaron un balazo, intimidaron a otras personas que estaban en la vivienda y robaron un celular y más de 40,000 córdobas en efectivo que la víctima había obtenido de la venta de café.
Acuchilló al padrastro
Mientras tanto, en el vecino municipio de Wiwilí, Jinotega, la Policía continuaba buscando a Andrés Abelino Palacios Sevilla, de 30 años, como principal sospechoso de homicidio en perjuicio de José Santos Polanco Herrera, de 38, quien murió a causa de una cuchillada en el cuello.
El crimen ocurrió a las 2:00 a.m. de este domingo frente a un bar llamado El Estribo en la comunidad Las Quebradas. Evelia Sevilla Castillo, pareja de la víctima y madre del sospechoso, fue quien denunció el caso ante la Policía que llegó al sitio para investigar.
En su denuncia, la mujer de 55 años, dijo que Polanco salió de su casa, en la misma comunidad, a las 7:00 a.m. del sábado 2 de febrero, para vender “unas libras” de café, indicándole la posibilidad de volver hasta el siguiente día. En tanto, Andrés salió poco después en la misma dirección.
Sevilla los estuvo esperando, pero su hijo volvió a las 3:00 a.m. del domingo, en estado de ebriedad, y pidiéndole que le buscara “una mochila, dos mudadas y un par de zapatos porque la Policía lo podía localizar y capturar”.
Ante preguntas de la mujer, Palacios confesó que había apuñalado a su padrastro, aliñó las cosas y huyó aparentemente con dirección a Ayapal en San José de Bocay.
Todavía incrédula, Sevilla fue a las 7:00 a.m. a buscar a su pareja, encontrándolo con una herida en la parte derecha del cuello, por lo que dos hombres avisaron al brigadista de salud, Primitivo Peralta; pero, cuando este llegó, Polanco había muerto.
Aunque la víctima y el sospechoso aparentemente no tenían problemas, según los reportes preliminares de la Policía, estos tomaban licor juntos y “consumían sustancias sicotrópicas”.
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