Monseñor Rolando José Álvarez Lagos, obispo de la Diócesis de Matagalpa, consideró que, si bien las familias enfrentan diversas y “graves amenazas mundanas”, para los nicaragüenses “se nos hace urgente” contemplar a Jesús, María y José, porque “es en la familia donde en realidad se juega el presente y el futuro de nuestra patria”.
Durante su homilía este domingo 30 de diciembre, en la solemnidad católica de la Sagrada Familia de Nazaret en la catedral San Pedro Apóstol en Matagalpa, el obispo Álvarez señaló que la división, prepotencia, soberbia, arrogancia, fanatismo, el señalamiento, la acusación y condena, “a lo interno (de las familias) son amenazas lacerantes, son un auténtico flagelo que están atentando contra la integridad y por supuesto contra la unidad familiar”.
Monseñor Álvarez se preguntó cómo es posible que haya hijos que amenacen a su propia madre, hijas que tengan pavor a su propio padre, hermanos acusándose y llegando a la “autodestrucción recíproca”, amigos ahora viéndose como enemigos e incluso familias que ni siquiera pudieron reunirse en Navidad, debido a las que señaló como “amenazas mundanas”.
Para el obispo, “se nos hace urgente a los nicaragüenses”, volver la mirada a la Familia de Nazaret porque en ella “se viven las virtudes domésticas del respeto, del cariño, del perdón, de la ternura. Allí, en esa sencilla familia, Dios ha querido inaugurar la plenitud de los tiempos…”.
“No lo ha hecho en la grandeza de los palacios de Herodes o de Pilato, lo hizo en esta familia que hoy contemplamos y por eso al mirarla, también nosotros deberíamos, como nicaragüenses, entrar en esta nueva etapa de la historia que ha sido el Señor quien la ha inaugurado…”, disertó el obispo, exhortando a los feligreses a “bajar nuestras barreras” de la división y el odio.
El diálogo y la reconciliación nace en la familia
Asimismo, el jerarca católico aseguró que la cultura del encuentro, de la reconciliación, del diálogo, de la justicia, de los derechos humanos, de la paz, “nace fundamentalmente en la familia (y) si nuestras familias no se reconcilian, no podrá haber reconciliación en Nicaragua. Si nuestras familias no dialogan, no podrá haber diálogo en Nicaragua. Si nuestras familias no se perdonan, cómo podrá haber perdón en una sociedad. Si nuestras familias no se encuentran, de qué manera podremos encontrarnos como comunidad…”.
Además, instando a los nicaragüenses a “deponer ese caballo que cabalga con la soberbia”, monseñor Álvarez aseguró que “es en la familia doméstica donde en realidad se juega el presente y el futuro de nuestra patria”.
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