Los festejos de la Purísima en Matagalpa

Más que una fiesta tradicional en Nicaragua, la Purísima refleja la devoción mariana de los católicos matagalpinos. “La Virgen nos lleva a Jesús y este al Padre”, enfatiza Adelina Esperanza Selva Fonseca, una matagalpina con más de 40 años celebrando a María en el sector de la Villa Róger Venerio, en la salida noroeste de la ciudad.

Mosaico CSI
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Ya se escuchan por doquier los cánticos a la Virgen María y es que, en algunos hogares de Matagalpa, han iniciado los rezos y celebraciones de la Purísima, una festividad que hace honor a la Inmaculada Concepción de María y que además incluye la gozosa y tradicional Gritería del 7 de diciembre de cada año.

Mayoritariamente, el rezo de la novena comienza este 28 de noviembre para concluir con la Gritería, aunque en Matagalpa hay quienes la celebran en fechas posteriores, incluso en la segunda quincena de diciembre, en vísperas de la Navidad.

Más que una fiesta tradicional en Nicaragua, la Purísima refleja la devoción mariana de los católicos matagalpinos. “La Virgen nos lleva a Jesús y este al Padre”, enfatiza Adelina Esperanza Selva Fonseca, una matagalpina con más de 40 años celebrando a María en el sector de la Villa Róger Venerio, en la salida noroeste de la ciudad.

En tanto, Fidelina López Cordero tiene 15 años celebrando la Purísima en su casa en el barrio Lucidia Mantilla, al sur de Matagalpa, siguiendo la tradición que heredó de su mamá Guillermina Cordero, quien “tenía ese fervor de celebrar a la Virgen todos los años y me pidió que siguiera la tradición cuando ella muriera y que diera lo que pudiera regalar, entonces hace 15 años que lo estoy haciendo”.

“La Virgen ha hecho tantas cosas maravillosas, lindas y no sé cómo servirle más, entregarme más a Ella y amarla más. Quiero inculcar esta devoción a mis hijos y nietos para que ellos sigan esta tradición cuando yo falte”, explica López Cordero.

Además del novenario, en el hogar de López Cordero rezan el Rosario a partir de este 28 de noviembre para festejar la Purísima el 7 de diciembre con sus familiares y vecinos.

Selva Fonseca, por su parte, es integrante del Movimiento Asociaciones Marianas en la parroquia San Pedro Apóstol y se involucra con el Consejo Parroquial para la celebración de la Gritería, el 7 de diciembre, en la Catedral de Matagalpa.

Las reuniones del Consejo Parroquial inician dos meses antes y los diferentes movimientos aportan para la elaboración de las gorras o paquetes que ahí reparten. “Este año se piensa elaborar al menos 800 paquetes”, dice Selva Fonseca.

De manera particular, Selva Fonseca cuenta que, en su hogar, hace más de 40 años “comenzamos a celebrar a la Virgen con mi mamá —María Fonseca— y la Purísima la hicimos juntas como cinco años, luego me quedé yo con la tradición”.

Infográfico Purísimas
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Además, como parte del trabajo de evangelización, hace 20 años que los habitantes de la Villa y la Colonia Róger Venerio y del barrio Marvin Alvarado se juntan para celebrar a la Virgen y el novenario es rezado en nueve hogares distintos, uno por cada día.

“Es una celebración participativa y evangelizadora… porque en cada casa rezamos el día de la novena, el Rosario y también hacemos la ‘Lectio Divina’ —una metodología de reflexión y oración de un texto bíblico— y esa parte es de evangelización”, explica Selva Fonseca.

Para este año, el festejo de los tres sectores comenzará el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción de María y concluirá el 16 de diciembre en la casa de Selva Fonseca con el último día del novenario.

“Tal vez no sea igual en la repartición (de brindis), porque lo hemos hablado con las familias que van a participar recibiendo a la Virgen en su hogar, que no se preocupen por lo que vamos a dar sino por la fe, porque es un dogma de fe el que los católicos tenemos con la Madre de Dios y Madre de la Iglesia Universal”, dice Selva Fonseca.

Selva Fonseca coincide con López Cordero al apuntar que su devoción Mariana incluye múltiples favores y bendiciones recibidas por intercesión de la Santísima Virgen.

Un poco de historia

La periodista leonesa Emma Fonseca C., en su libro “La Purísima en Nicaragua”, señala que “la popular “Gritería” data del 7 de diciembre de 1847, cuando monseñor Gordiano Carranza, párroco de la Iglesia de San Felipe lanzó el primer ¿Quién Causa Tanta Alegría?”.

Desde entonces, en Nicaragua se celebra la Gritería todos los 7 de diciembre, aunque de formas diferentes en diversos lugares; por ejemplo, en El Viejo, Chinandega, las celebraciones se realizan principalmente con la romería de la Virgen del Hato y en la Ceremonia de la Lavada de la Plata.

En León, se celebra además la denominada “Gritería Chiquita”, los 14 de agosto y La Gritería los 7 de diciembre. Aquí, los leoneses van casa por casa, gritando ¿Quién Causa Tanta Alegría?, mientras los dueños de la vivienda contestan “La Concepción de María” y reparten las denominadas Gorras o Paquetes.

Mientras tanto, en la septentrional Matagalpa y Jinotega, las celebraciones son similares y se caracterizan por cuanto, además del conocido Grito de ¿Quién Causa Tanta Alegría?, los matagalpinos elevan sus cánticos a la Virgen, mientras esperan la gorra o paquete.

Es parte de la tradición que en los hogares que la celebran, reparten frutas como naranjas, mandarinas, limones dulces, guineos maduros, caña de azúcar, entre otras, además de dulces de todo tipo y la infaltable chicha de maíz, la que en algunos casos es fermentada con jengibre. También es común el ayote en miel.

Cambios en tradiciones

Adelina Selva sobre Purísimas
Adelina Esperanza Selva Fonseca. MOSAICO CSI

Adelina Esperanza Selva Fonseca recuerda que en su niñez los festejos eran distintos, incluso en la manera de arreglar los altares. “Era más tradicional, más nicaragüense”, apunta.

Las devotas de la virgen compraban los empaques de cemento y con almidón y anilina lograban darles distintos colores, para confeccionar los altares que además arreglaban con abundantes plantas y flores.

Incluso, “mi mamá compraba semillas de chía y agarraba sacos de bramante que ponía en el patio, los mojaba y la semilla de la chía retoñaba, entonces eso servía para arreglar los altares”, cuenta Selva Fonseca, indicando que ahora, por mayor facilidad, la gente prefiere arreglar el altar con cortinas o telones pintados.

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También ha cambiado el recipiente y el contenido de las gorras y paquetes. Antes, era tradición repartir artesanías de Masaya como las matracas, pitos, canastitas, penachos de indios, entre otros, también su acostumbraba repartir los paquetes envueltos en pañuelos con pinturas alusivas a la Virgen.

Selva refiere que “mi mamá hacía los paquetitos con cartón y le poníamos papel crepé y eso era lo que dábamos. Ella hacía gofios, ayote en miel, unos confites que antes le llamaban pirulí que eran unos confites de mantequilla con dulce que envolvíamos en papelillo… ella hacía sus cajetas de papaya, coco, de leche, el gofio y los pirulís”.

Sin embargo, con el tiempo, resultaba más caro poder comprar o hacer los productos típicos, por lo que ahora es común el uso de recipientes de plástico y caramelos más comerciales.

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