El obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, invitó este domingo a los feligreses, que colmaron la catedral San Pedro Apóstol, a que “amemos sin miedo a Dios” y que las familias sean formadoras de valores cívicos, morales y religiosos.
Partiendo de la primera lectura dominical, referida a la creación de Adán y Eva según el libro bíblico del Génesis, monseñor Álvarez disertó sobre la misma naturaleza e “igual dignidad humana” de hombre y mujer, lo que consideró como una “prefiguración” de lo que después sería el sacramento del matrimonio.
“Es a partir de esta unidad indivisible, fecunda, entre hombre y mujer, que se construye la familia”, dijo el obispo, señalando que esta debe ser forjadora y formadora de los valores cívicos, morales y religiosos, los cuales calificó como “tres grandes amores” que los padres deben inculcar a sus hijos.
“En los valores cívicos, pienso especialmente en el amor a la patria en el que se debe educar al niño, al joven, a las futuras generaciones. Un amor a la patria sin fisura, un amor a la patria transparente, cristalino, puro y limpio”, refirió el obispo, recordando además el significado de algunos de los símbolos nacionales de Nicaragua, entre estos la Bandera Nacional y el Escudo Nacional.
Respecto del Escudo, monseñor Álvarez mencionó: “el triángulo que significa la unidad que debe de haber entre todos los nicaragüenses, entre todos nosotros; el arcoíris, que significa la paz; el gorro frigio, que simboliza la libertad y los volcanes unidos, la fraternidad y la unidad entre las naciones centroamericanas. Igualdad, paz, libertad, unidad y fraternidad, todo ello condensado en el Escudo”.
“Cómo no pensar y sentir vibrar con nuestro Himno Nacional que saluda a la patria y que clama que no se tiña con sangre de hermanos nuestro territorio”, señaló el obispo, mencionando además al sacuanjoche, como flor nacional; el madroño, como árbol nacional y el guardabarranco como ave nacional, indicando que “este amor a la patria como valores cívicos” tienen que ser inculcados en la familia.
Asimismo, destacó que los múltiples valores morales que deben ser transmitidos en la familia, “se sintetizan en el amor y, por supuesto, para nosotros no hay otro amor más que el amor cristiano”, exhortando a los feligreses a que “pongamos al Señor como el primero en nuestra vida”.
“Donde hay un cristiano que ha puesto en primer lugar en su vida a Dios, entonces, indudablemente, amará también a la patria y podrá amar con el amor de Dios a los hermanos. Entonces, las grandes aspiraciones de igualdad, de paz, de libertad, de fraternidad y de unidad, se harán una realidad”, finalizó el obispo en su homilía.
Aquí un resumen de la homilía del Obispo Álvarez:
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