Recordando que el pueblo nicaragüense se encuentra todavía en una “batalla espiritual”, el obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, exhortó a los feligreses a no caer “en la tentación” del odio, advirtiéndoles que “el maligno termina pasándole la factura a la misma persona que le ha abierto la puerta de su vida”.
Durante la homilía de este domingo en la catedral San Pedro Apóstol, abarrotada de feligreses, el obispo reiteró que en Nicaragua “hay una tentación permanente que el demonio quiere introducir en nuestros corazones y es la del odio, es la de la ira, la de la rabia, la de la furia, la de la venganza”.
“El maligno utiliza a la persona para hacer el daño, para responder con el mal, pero le pasa la factura también a esa persona porque la debilita”, refirió Álvarez, quien comentó además que el maligno “lo vuelve una persona que tiene que esconder su debilidad en una aparente fortaleza, en soberbias, en prepotencias y termina siendo un pobre instrumento en manos del mal y nosotros no podemos caer en esa tentación”.
Diálogo Nacional
El obispo de Matagalpa es uno de los miembros de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) que participaba como mediador y testigo en el Diálogo Nacional, estancado desde hace dos meses, y uno de los más criticados y difamados por el oficialismo durante la crisis sociopolítica en el país.
Sin embargo, en su homilía, monseñor expresó que es en la Eucaristía donde el cristiano puede encontrar “vida abundante”, así como “esa respuesta de amor a quien nos puede querer tratar con odio o a quien nos trata con odio”.
“¿Dónde un pueblo que se encuentra en plena batalla espiritual puede revestirse del bien? Es en la Eucaristía”, expresó el obispo, mientras los feligreses le aplaudieron.
Jornada de oración
En julio recién pasado, la CEN había convocado a una jornada de oración y ayuno en desagravio por las profanaciones en distintas parroquias del país y de oraciones por la paz de Nicaragua.
En su homilía, Álvarez anunció que junto al clero han decidido continuar indefinidamente con esa jornada, apuntando que cada jueves será dedicado a la adoración eucarística; cada viernes a la penitencia y al ayuno; mientras que los sábados serán dedicados a la consagración de Nicaragua al Inmaculado Corazón de María y los domingos a la renovación de las promesas bautismales.
“Es cuando más tenemos que orar”, dijo el obispo, quien agregó que “entre más unidos a Cristo estemos, entre más transformados por el corazón de Cristo nos encontremos, más aún seremos mucho más que invencibles”.
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