Este martes, la Policía Nacional dio por investigada y aclarada las circunstancias en que perdió la vida el capitán César Martín Blandón Urrutia: el oficial cayó en una trampa que le tendieron dos ladrones.
El móvil, según la explicaciones del comisionado mayor Luis Pérez Olivas, jefe de la Dirección de Auxilio Judicial, que ayer hizo públicas a periodistas oficialistas, fue el robo.
Pérez Olivas señaló a dos sujetos de estar implicados en la muerte del oficial. Se trata de Rodolfo Antonio Morales Valverde, de 37 años, y Wilmer Alberto García Pérez, de 21. Confirmó también el comisionado que el día de su muerte el capitán se hacía acompañar de su esposa Yalkiria Lisbeth Blandón Urbina, y a quien los malhechores amenazaron quitarle la vida con arma blanca.
En las versiones que se dieron a conocer el día de la muerte del oficial, el 5 de agosto, los pobladores señalaron que en la escena donde ocurrió el crimen, vieron una mujer que estaba toda enlodada y que lloraba muy nerviosa. La señora era Blandón Urbina y la Policía explicó que fue agredida y amenazada de muerte por García Pérez.
El contacto
Explicó Pérez Olivas que el 31 de julio, la víctima le solicitó a su cónyuge que publicara en las redes sociales la oferta de intercambiar una motocicleta Raybar 200, estilo montañera, por una Bóxer o Discover 150, aparentemente mensajera.
La versión preliminar que dio la institución al día siguiente de la muerte del capitán, el 6 de agosto, es que este se había trasladado a Masaya a visitar a su familia, pues se encontraba asignado a la Delegación Policial de Matagalpa.
El capitán era el segundo jefe de la Policía de Rancho Grande, de ese departamento. Dijeron también en ese comunicado que el oficial estaba en el lugar porque compraría una motocicleta. Según el jefe de Auxilio Judicial, Morales Valverde —que ante su víctima se identificó como Frank— respondió a través de la red social estar interesado en el cambio de las motocicletas.
La siguiente comunicación fue vía WhatsApp y acordaron encontrarse en el kilómetro 46.5 de la carretera San Marcos-Jinotepe. Una de las cosas que llama la atención es el hecho de que el oficial accedió a entrevistarse con una persona que solo conocía en una red social, y lo fue a ver en un lugar desolado y con los peligros de los momentos actuales que vive el país desde que estallaron las protestas el 19 de abril pasado. Según los pobladores, el lugar donde ocurrió el crimen es bastante peligroso.
El camino donde yacía el cuerpo del policía es el que también conduce al centro recreativo Hertylandia. Es desolado y bastante fangoso. Tras conocer del crimen, tres patrullas de la guardia operativa fueron las que llegaron al sitio y lo acordonaron para hacer la investigación.
Ese día, horas más tarde, extraoficialmente se conoció que una persona se encontraba detenida en calidad de investigada y que posiblemente esté vinculada con el crimen. Ayer la Policía no confirmó si aquella detención está relacionada con los dos detenidos que presentaron ayer. Según la investigación, una vez que los implicados se reúnen con sus víctimas, los dirigen hacia un camino desolado en la comarca Las Guabas, en el llamado Triángulo de Oro.
Morales Valverde aborda la moto montañera y le dice a su víctima que quiere “correrla como prueba” antes de hacer la transacción. Amplía la Policía que después de haber avanzado aproximadamente dos kilómetros, se detiene y con un revólver calibre 38, que portaba, le dispara al capitán.
El relato dice que el asaltante aprovecha que el oficial está herido para despojarlo de su pistola de uso policial, una Bersa 9 milímetros, y de otras pertenencias personales, como zapatos y chaqueta.
Contra la esposa
Ya en este punto, se explica la participación de Wilmer García Pérez, el otro sujeto.
Según el resultado de las investigaciones policiales, García Pérez intimida con una navaja a la esposa del oficial y le sustrae un teléfono celular y dinero en efectivo.
Otro detalle que llamó la atención es que según pobladores del lugar donde ocurrió el crimen, el capitán Blandón Urrutia fue hallado muerto, atado a un poste y con “impactos de bala”. En la versión que la Policía dio ayer, no explicó cómo hallaron el cuerpo, no detalló por qué los criminales ataron al oficial. Es más, ni siquiera lo mencionaron.
La Policía Nacional aseguró en conferencia de prensa que cuentan con evidencias suficientes que demuestran la participación de los detenidos. Dijeron como parte de ese inventario tienen: la recepción de la denuncia, la inspección ocular, la investigación en la escena del crimen, peritaje químico del área de criminalística, la entrevista de ocho testigos, el reconocimiento fotográfico de los implicados y de objetos que ocuparon para cometer el crimen, además de la autopsia que se le practicó al fallecido.
Las motos
La Policía mostró las dos motocicletas, una de ellas es la Génesis 125 en la que se movilizaban los acusados, el arma del infortunado y el revólver con que los supuestos agresores mataron al oficial. También tienen dos proyectiles que le sustrajeron a la víctima. Asimismo, la navaja que se ocupó en la escena del crimen, un celular marca Sony, un casco protector negro, una sudadera gris y un suéter negro.
El jefe de Auxilio Judicial dijo que los dos detenidos pasarían a la orden de la Fiscalía, para que esta procediera a presentar la respectiva acusación por el crimen contra el oficial Blandón Urrutia.
Vecinos no olvidan crimen
El capitán César Martín Blandón fue hallado muerto, atado a un poste y con dos impactos de bala en la comunidad anteriormente descrita. Era el segundo jefe de la Policía de Rancho Grande, Matagalpa, y supuestamente andaba de visita en Masaya, donde sus familiares.
Juan Salinas, uno de los testigos, describió Las Guabas como una zona peligrosa donde se cometen asaltos.
A unos escasos metros donde él habita y cuida una finca, fue encontrado el cadáver del capitán.
Lo que escucharon
El domingo 5 de agosto, don Juan logró escuchar dos motocicletas que pasaron por la zona, pero nunca se imaginó que posiblemente eran los sujetos que le robaron y mataron al policía.
Contó que no escuchó disparos, tampoco a alguien pedir auxilio. Él lleva un año viviendo en una finca que está a su cargo. “La gente dice que aquí es peligroso y que los vagos asaltan a los que vienen de su trabajo”, refirió.
Lo que recuerdan está ahí como si pasó ayer. Vieron a la mujer agredida. Hoy se sabe que se refieren a la esposa del oficial, la que vieron revolcada, la señora Yalkiria Lisbeth Blandón Urbina, a quien los individuos le perdonaron la vida.
De la entrada del rótulo del beneficio de café El Hacha (sobre la carretera Jinotepe-San Marcos), hacia La Guabas, se toma un camino, hay aproximadamente un kilómetro. Las casas están bastante dispersas. Sin embargo, se ve circular a gente a pie, en moto, carretones y bicicletas. Vehículos se ven poco.
También coinciden en señalar que el camino donde yacía el cuerpo del policía es el que también conduce al centro recreativo Hertylandia. Lo describen desolado y bastante fangoso. No olvidan aquel 5 de agosto, y su crimen, el que ocurrió como a eso de las 8:00 de la noche.
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