Amnistía Internacional: Represión no ha cesado en Nicaragua

Mosaico CSI
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Aunque experimenta una transformación de estrategias, la represión gubernamental en Nicaragua “no ha cesado” y recrudeció, consideró la investigadora para situaciones de crisis de Amnistía Internacional (AI), Pilar Sanmartín, responsabilizando además al gobierno de Daniel Ortega de “graves violaciones a los derechos humanos”.

Sanmartín es parte una misión de AI que recientemente estuvo en distintas ciudades del país, incluyendo Sébaco, Matagalpa y Jinotega.

Marcha en Matagalpa
A pesar de la represión, los nicaragüenses continúan en las calles demandando justicia y democracia para el país. LUIS EDUARDO MARTÍNEZ M.

“Lo que hemos visto es que en las últimas semanas se recrudeció la violencia, llegó a límites que jamás pensamos que en Nicaragua se pudiera llegar, a estos niveles de violencia por parte del estado y esta ostentosidad de la violencia de la Policía con sus grupos parapoliciales, para nosotros ha sido y, ver las imágenes, es aterrador, ese nivel de coordinación, de logística, de equipamiento”, dijo Sanmartín.

Explicó que, si bien el gobierno concluyó la denominada “operación limpieza”, la misión de AI “hemos visto que en algunas localidades hay una tensa calma y decimos tensa, porque las violaciones (de derechos humanos por parte) del estado no cesan, si bien lo que estamos viendo ahora mismo es el comienzo de una ola de huida por parte de la población que se esconde, que tiene miedo”.

Sin embargo, la investigadora de AI consideró que “es sorprendente y es admirable” que la población continúe manifestándose en el país, aunque “esta represión no cesa y vemos cómo hay poblados donde estos grupos parapoliciales ostentan su poder en las calles a la luz pública y realizan ráfagas al aire para demostrar que ellos están imponiendo su ley y estableciendo su poder. Eso es muy preocupante”.

Pilar Sanmartín
Pilar Sanmartín, investigadora para situaciones de crisis de Amnistía Internacional. LA PRENSA/LUIS EDUARDO MARTÍNEZ M.

AI es una organización que defiende los derechos humanos alrededor del mundo y el 29 de mayo recién pasado emitió un informe titulado “Disparar a matar”, en el que reflejó “una estrategia de represión, en ocasiones intencionalmente letal, a lo largo de las semanas de protestas”, iniciadas el 28 de abril.

Ortega ha dado varias versiones sobre los paramilitares. Primero dijo que eran financiados por partidos opositores, después que eran asistidos por Estados Unidos y luego que eran policías voluntarios.

“Negación de lo evidente”

Para la investigadora de AI, “esta negación de lo evidente es simplemente una reafirmación de lo que vamos denunciando desde el inicio: el gobierno ha mantenido un discurso de negación, de simulación y de criminalización desde el principio”.

“Al principio creo que quizá podía haber alguna duda, porque el ataque (de paramilitares) no era tan evidente, digamos que estos ataques a través de turbas, con coordinación de la Policía, era con coordinación o con aquiescencia, había cierta tolerancia, pero a veces no era tan evidente”, explicó.

Sin embargo, Sanmartín insistió en que “ahora mismo vemos que ya estos grupos operan a plena luz del día, equipados con armamento de alto calibre, armamento letal, acompañados directamente por la Policía, en camionetas que se coordinan conjuntamente… para nosotros la negación y esta simulación del presidente (Ortega) y la vicepresidenta (Rosario Murillo) es una continuidad de su discurso, pero si bien ahora es innegable que estos grupos parapoliciales existen, existen bajo su orden y bajo su coordinación y están cometiendo graves violaciones a derechos humanos de las cuales el estado es responsable, precisamente porque están trabajando de manera conjunta”.

Terror

A más de tres meses de crisis, Sanmartín estima “crucial” el papel que pueda desempeñar la comunidad internacional para que en Nicaragua “cese la represión, porque no ha cesado, ha cambiado su cara, ha cambiado o está en proceso de cambiar sus estrategias, pero no ha cesado”.

Sanmartín dijo que AI presentará un nuevo informe en una fecha todavía sin definir, pero “esperamos que sea pronto, sabemos que la situación de Nicaragua es urgente, que las violaciones (a derechos humanos) tienen lugar a diario… en Amnistía tenemos la obligación y la exigencia también por parte de las víctimas de reaccionar rápido”.

“Sí es un efecto tremendo, que hemos encontrado en esta misión, el terror que sufre la gente, el pánico generalizado que está viviendo la sociedad… estamos aterrados del sentimiento de miedo, de pánico, de huida, de personas escondidas porque tienen mucho miedo de ser criminalizados, de ser detenidos, de ser de alguna manera agredidas y quién sabe si posiblemente matados”.

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