Hugo Ríos Castillo, de 47 años, uno de los ciudadanos que participó en distintas marchas contra el gobierno en Matagalpa, está siendo procesado por el presunto delito de portación o tenencia ilegal de armas de fuego o municiones en perjuicio de la seguridad ciudadana del Estado de Nicaragua y, este domingo 29 de julio, un juez local admitió la acusación presentada por la Fiscalía.
En recientes protestas en Matagalpa, los manifestantes han mencionado a Ríos como un “preso político”, por lo que han exigido su libertad.
Este domingo, el titular del Juzgado Primero Local Penal en Matagalpa, Harold Aguilar Benavides, impuso la medida cautelar de prisión preventiva contra Ríos, quien debe enfrentar la audiencia inicial del proceso el 2 de agosto próximo.
Ríos fue detenido al mediodía del lunes 23 de julio recién pasado, pero la Fiscalía presentó la acusación contra él hasta el sábado 28 de julio, tres días después de vencido el plazo establecido por la Constitución Política de Nicaragua, reconoció el juez Aguilar.
“Obviamente existe una situación anómala o ilegal dentro de la detención del señor acusado, no obstante, también se debe atender las circunstancias del hecho, en este sentido se menciona en el libelo acusatorio que el señor acusado trató de evadir a la autoridad policial por haber salido huyendo. Esa es una situación que debe ser tomada en cuenta para efectos de aplicar la medida cautelar”, refirió el juez en la audiencia preliminar realizada este domingo.
Acusación de la Fiscalía
Según la acusación, sostenida en la audiencia por el fiscal auxiliar Rommel Mendoza, al momento de la detención, la Policía incautó a Ríos un arma de fabricación artesanal con capacidad de realizar dos disparos de cartuchos de escopeta de manera simultánea.
Mendoza relató que tres policías andaban en una patrulla que estacionaron frente a la casa donde estaba Ríos en el barrio La Esperanza, del colegio Simón Bolivar ocho cuadras al este, en Matagalpa.
Al ver a los uniformados, Ríos presuntamente salió corriendo hacia el sur, por un patio montoso, llevando consigo un saco pequeño color blanco con amarillo.
“El oficial José Ramón Talavera Rostrán dio persecución al acusado” y lo alcanzó a cien metros de la casa, encontrando además el arma hechiza “de doble cañón” adentro del saco.
Entre algunos de los “elementos de convicción” para sostener la acusación, la Fiscalía ofreció un recibo de ocupación del saco y el arma artesanal, además de un lanzamorteros “doble tubo”, una bandera de Nicaragua, seis bombas tipo morteros, un pantalón verde olivo, dos sellos azules con una almohadilla y un welder de cien voltios.
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