
“Si el río suena, es porque piedras trae”. Y eso que apenas esta semana fue emitida una convocatoria a 39 peloteros —19 de ellos lanzadores— y abierta a “todos aquellos que creen poder hacer el grado” para que se integren a los entrenamientos de los Indígenas de Matagalpa, con miras al próximo Campeonato Nacional de Beisbol Germán Pomares.
La convocatoria incluye a peloteros que vieron acción en el reciente Campeonato Sub-21, pero mantiene su base en figuras claves para el avance de los Flecheros a cuatro semifinales consecutivas desde 2014 y que en 2015 conquistaron el último título de la franquicia.
El año pasado, la Tribu septentrional cayó en semifinales ante el renovado Frente Sur de Rivas que terminó coronándose en una temporada en la que los flecheros fueron aquejados por constantes lesiones, pero también por una tortuosa relación entre peloteros y directiva, particularmente por el incumplimiento de algunos acuerdos, incluso desde la etapa de entrenamientos previos al torneo.
De hecho, esta es una de las causas por las que se oye que “el río suena”. Hasta ahora, según ha trascendido por fuentes confiables, la directiva no ha contactado directamente a ningún pelotero y sería hasta el 16 de enero, fecha a la que convocaron a entrenamientos, cuando realmente comiencen las negociaciones y hay quienes incluirán que les salden cuentas pendientes de la última campaña.
Entre los peloteros caracterizados y convocados, al menos dos están fuera de Nicaragua. Uno de ellos es Jonathan Loáisiga, quien el año pasado jugó con el equipo Productores de Boaco y que, según una fuente cercana a la directiva de ese conjunto, hasta cédula le tramitaron en aquél departamento vecino.
Mientras tanto, otros jugadores de los Indígenas consiguieron empleos que les garantizan estabilidad. Dejar esos puestos, dependería de la “conveniencia” en la oferta que reciban de los Indígenas y que incluyan saldar “cuentas viejas”, según dijo uno de ellos.
“El río suena” porque están frescas las inconformidades por el trato recibido antes y hay quienes además valoran otras opciones que les permita el reglamento de la Liga, incluyendo la posibilidad de jugar con los representativos de sus departamentos de origen.
Los directivos lo saben y también con ellos “el río suena”. Por lo menos tres nombres son coincidentes entre opiniones de peloteros y aficionados que sugieren la salida de ese trío de la dirigencia, a quienes consideran como causantes de la discordia.
Sin embargo, no es un secreto que los Pomares son un proyecto político financiado con recursos municipales y los dirigentes obedecen a lineamientos partidarios. Hay desacuerdos entre ellos, pero la “verticalidad” y “obediencia” debida, hace que “se soporten” y tomen decisiones “consensuadas” por ellos.
Y considerando “experiencias anteriores”, ha trascendido que en la fase de negociaciones los directivos planean hacer chequeos médicos a los jugadores para “garantizar” que estén en plena forma, porque, según uno de ellos, “vienen lesionados” de la Liga Profesional o de las ligas Mayor A “y nos toca asumir su recuperación”.
Ahora, si un miembro asume compromisos en nombre de la directiva, supuestamente lo harán cumplir de forma personal. Está por verse.
Esos son solo algunos de los sonidos del río. ¿Traerá piedras? ¿Habrá acuerdos satisfactorios para todas las partes? ¿Continuarán siendo los Indígenas la franquicia de presencia ya casi permanente en la postemporada? Toca esperar…
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