La hora de la medida en los cortes de café en Matagalpa

Mosaico CSI
Por Mosaico CSI
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De la tolva, el café cae en una canaleta que lo conduce directamente al proceso de beneficiado húmedo. LA PRENSA/L.E. MARTÍNEZ M.
MEDIDA CORTES DE CAFÉ
De la tolva, el café cae en una canaleta que lo conduce directamente al proceso de beneficiado húmedo. LA PRENSA/L.E. MARTÍNEZ M.

Congregados en el área cercana al beneficio, hombres y mujeres han terminado su jornada en los cortes de café. En grupos separados por género, hombres y mujeres aguardan que, por cada nombre, los llamen los encargados de las planillas. Es la “hora de la medida” en esta finca cafetalera, 18 kilómetros al norte de la ciudad de Matagalpa.

Mientras esperan, unos aprovechan para ir al comedor a tomar café recién hecho. Un grupo de hombres descarga decenas de sacos de un camión que recién llega de los cafetales con el fruto recogido este día por los obreros. Algunos niños, hijos de empleados permanentes que viven en la finca, llegan a saludar a sus padres que también regresan de los cortes.

“Aquí ha estado muy bueno el corte”, aseguran Martha Castro y Marlon José Lira, mientras esperan que los llamen. Para ellos, los cortes de café representan la oportunidad de mejorar sus ingresos, al menos durante el tiempo de las cosechas.

Castro explica que los cortes “no son parejos” en todas las fincas, pues hace dos semanas ella y su esposo estaban en otra propiedad donde juntos apenas cortaban un máximo de diez latas por día, pero “aquí nos cortamos 18 latas”.

Joaquín Solórzano Lanzas, presidente de la Asociación de Cafetaleros de Matagalpa (Asocafemat), comentó que hubo un período de sequía en las plantaciones, provocando una maduración lenta del café. Pero, las lluvias de los últimos días, “han hecho que el grano madure más rápidamente”.

Esta semana comenzó la etapa “pico” o de máxima recolección de la cosecha 2017-2018 en el departamento. Hasta ahora, la Asocafemat y la Alianza Nacional de Cafetaleros de Nicaragua (ANCN) no reportan problemas con la mano de obra. Sin embargo, hay fincas donde hacen falta brazos y los productores han tenido que ofrecer nuevas alternativas.

Castro y Lira viven en una comunidad cercana a El Tuma, uno de los principales poblados del municipio El Tuma-La Dalia. Deben levantarse antes de las 3:00 a.m. porque a las 4:00 a.m. deben abordar el camión que diariamente traslada a los cortadores hacia la finca donde trabajan. Esta pareja tiene un hijo de nueve años, quien se queda en la casa bajo la tutela de algunos familiares.

Sin embargo, Castro debe dejar lista la comida del día para su hijo y aprovecha para llevar su ración y la de su pareja a los cortes. Así logran cobrar un poco más por cada lata de café cortado porque, según la normativa salarial del café —vigente y sin cambios desde hace una década—, el productor que no proporcione alimentos cocinados, debe compensar esto con el pago de 30 córdobas diarios al cortador.

Como ellos, Marvin Benavidez y su esposa Yolanda Cruz Pineda viajan diario a la misma finca donde juntos cortan 16 latas de café. Sus cuatro hijos quedan en casa, bajo el cuido de la mayor, que tiene 18 años.

“Lo que ganamos aquí se ocupa para todo: comprar comida, recoger y comprar los útiles para que los chavalos vayan a la escuela, le queda alguito a uno”, dice Benavidez.

Al llamado del “planillero”, los cortadores se acercan, entregan una tarjeta de control y vacían los sacos de café cortado en unas tolvas con medidas, desde las cuales el grano cae después a una canaleta que lo conduce directamente al proceso de beneficiado húmedo.

“Trece… siete… diez y cuartillo…”, va anunciando otro hombre las cantidades de latas de café cortado por cada obrero, mientras el “planillero” apunta en sus hojas de control y en las tarjetas de los cortadores. Así, estos sabrán cuánto recibirán como pago al final de la quincena.

Lira y su esposa cortan bajo el mismo número de empleado. Aunque él dice que acompañaba a su padre a los cortes desde que tenía cinco años, admite que cada día solo corta siete latas y Castro sonríe asegurando que “soy más ligera y me hago hasta 12 latas al día”.

Al menos 60,000 cortadores son contratados y devengan aproximadamente 560 millones de córdobas en salarios durante cada ciclo cafetalero en el departamento de Matagalpa, donde existen más de 41,000 manzanas de tierra cultivadas con café; según estimaciones de Asocafemat.

Esa cifra excluye los salarios que devengan los trabajadores contratados para otras actividades relacionadas con la cosecha cafetalera, como personal administrativo y empleados de beneficios húmedos y secos, entre otros.

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