Tras iniciar la Gritería con el tradicional ¿Quién causa tanta alegría?, la noche del 7 de diciembre, el obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, agradeció la “cordura y la sensatez” del Gobierno por desistir de la iniciativa de Ley que declararía Patrimonio de la Nación las festividades marianas.
“Quisiera agradecer a la Presidencia por haber tenido la cordura y la sensatez, no solo de escuchar a los obispos de Nicaragua, sino también por haber instruido en el corazón del pueblo de Nicaragua que quiere guardar estas fiestas en la pureza de su interioridad”, dijo el jerarca católico.
La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) envió el 1 de diciembre una carta al presidente designado por el poder electoral, Daniel Ortega, reclamándole por la iniciativa de Ley que incluía como Patrimonio de la Nación las fiestas de la Inmaculada Concepción del 8 de diciembre, junto con la Novena de la Virgen, la Gritería del 7 de diciembre y la Lavada de la Plata el 6 de diciembre en honor a la Virgen del Trono.
Desde hace años, el gobierno de Ortega ha dispuesto que las instituciones del Estado hagan altares y celebren la Gritería, lo que el obispo Álvarez consideró “bueno”, siempre y cuando lo hagan con “respeto”.
“Este año he visto que hay más instituciones del Estado con el altar a la Virgen para que el pueblo de Dios le grite a la Madre del Señor y Madre nuestra. Pienso que si el Estado lo hace con respeto al alma católica del pueblo nicaragüense, al amor puro y a la fervorosa devoción limpia que le tiene el nicaragüense a la Virgen, es bueno que promuevan ese cariño a la Santísima Virgen. Lo importante es el respeto”, expresó el obispo de Matagalpa quien este 7 de diciembre festejó además el aniversario de su ordenación sacerdotal.
Como es tradición, desde el atrio de la Catedral San Pedro Apóstol, monseñor Álvarez inició el tradicional festejo mariano, agradeciendo “a Dios y la Virgen María porque a través de la historia hasta hoy, y estamos seguros que por siempre, de generaciones en generaciones la fuerza de las fiestas marianas, la pureza de la Gritería siempre estará guardada en el corazón y el alma del pueblo nicaragüense”.
Agregó que “ese grito que caracteriza a todo nicaragüense sin distinción de ninguna clase ni tipo, aun estando en el lugar más recóndito del planeta, ahí donde hay alguien que exclama ese grito, se sabe que hay un nicaragüense, que hay un pinolero, por eso decimos, ¿quién causa tanta alegría”.
Desborde
En la ciudad de Matagalpa miles de personas salieron a las calles para visitar los hogares y cantar y rezar a la Virgen.
En algunos casos, los devotos hacían extensas colas para poder ingresar a las casas y a cambio de los cantos recibir la tradicional gorra o paquete, además de frutas.
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