Jaqueline Muñoz junto con sus dos hijos, un par de sobrinos y otros miembros de su familia, caminan entre una multitud por la sinuosa pendiente pavimentada entre las ciudades de Matagalpa y Jinotega. Los niños visten túnicas rosadas, similares a las usadas en la representación católica del Divino Niño.
Einer es el hijo menor de Jaqueline. Tiene menos de 2 años y va dormido en un carrito para bebés. “Estuvo bien grave y gracias a Dios le pedimos al Divino Niño y nos concedió ese milagro (de sanarlo)”, cuenta emocionada la joven madre, sin poder contener las lágrimas.
Igual ocurrió con si hijo mayor Eddy, de 9 años de edad y otros sobrinitos, dice Muñoz, mientras avanza entre miles de peregrinos que van al Santuario Diocesano del Divino Niño, en la comunidad Fuente Pura, 13 kilómetros al norte de la ciudad de Matagalpa.
Por momentos, una leve llovizna refresca el caminar de los peregrinos, quienes ponen a prueba sus condiciones físicas al caminar desde la Catedral San Pedro Apóstol en Matagalpa, hasta el Santuario.
Devoción, fe, pago de promesas por favores recibidos, pedir por la salud de algún familiar, son entre otros los motivos de más de 40,000 feligreses que cada año acuden a la peregrinación al Santuario.
Facebook Comments