Juan Carlos Arce Campos (*)
Padre y Madre nuestra, que estas en el cielo, en la tierra y dentro de cada uno de nosotros y nosotras, no dejes que olvidemos tanta injusticia y abuso de poder cometidos contra nuestros hermanos y hermanas más pequeñas.
Padre y Madre nuestra, en estos tiempos de resignación y desinterés, no me dejes olvidar a los muertos de El Carrizo, a los de El Portal, a los de San Fernando, y a tantos otros, asesinados como Jesús por poderosos.
Padre y Madre nuestra, no me dejes olvidar a tantas mujeres víctimas de femicidio, sobre todo a Vilma Trujillo, asesinada por quienes enseñan a usar el nombre de Jesús para mentir, manipular y asesinar.
Padre y Madre nuestra, no me dejes olvidar al pueblo miskito, que como el pueblo de Jesús hace dos mil años, está viendo invadidas sus tierras y las defiende convencido que son herencia tuya. Tampoco me dejes olvidar a los migrantes haitianos y africanos ahogados en el Cocibolca, quienes persiguiendo el sueño de vivir mejor, perdieron su vida ante la indolencia del Estado y la indiferencia de mi pueblo.
Padre y Madre nuestra, no me dejes olvidar a quienes luchan contra las injusticias de los abusadores de siempre y son perseguidos y amenazados.
No me dejes olvidar, dame fuerzas para seguir luchando y para enfrentar mis miedos.
Padre y Madre nuestra, no dejes que me pierda en este mundo banal y ayúdame a asumir con dignidad mi derecho y mi deber de denunciar las injusticias que quedan impunes de quienes te ofenden abusando de su poder.
Amén
(*) El autor es abogado defensor de los Derechos Humanos
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