
Caminando en promedio 18 kilómetros desde tres puntos diferentes, miles de peregrinos llegaron al atardecer de este sábado 14 de enero al Santuario Diocesano de Nuestro Señor de Esquipulas, en el municipio de Esquipulas, Matagalpa.
En el lugar participaron de las solemnidades religiosas en honor del llamado Cristo Negro, cuya fiesta celebra la Iglesia católica cada 15 de enero.
Los motivos de los fieles para celebrar son diversos: pago de promesas por favores recibidos, oración por la paz, pedir sanaciones, devoción, tradición, entre otros.
David López, de la comunidad El Jilguero de Matiguás, lleva diez años participando de la peregrinación y cuenta que lo hace en gratitud por mejorías en su salud visual.
En tanto, Ramona Orozco Díaz llegó desde Río Blanco motivada “por la fe, el amor a Cristo y porque para encontrar la salvación debemos hacer sacrificios. También son muchos favores recibidos y llevo una promesa que prefiero llevarla en silencio”.
Grettel Jerez Rayo, sus primas Virnaleska y Silvia Rayo, así como la tía de ellas, Esmilda Rayo, llegaron desde Matiguás como parte de una tradición que empezó la abuelita de las tres primeras, Zenelia Zeledón, ya fallecida.
“La primera vez que vinimos, hace 13 años, fue con mi abuelita, pero nosotras seguimos con la tradición”, comentó Virnaleska.
La feligresía católica se desbordó con fervor y devoción al Cristo Negro este sábado, en el municipio de Esquipulas, Matagalpa. LA PRENSA/C. VALLE
La peregrinación al Santuario de Esquipulas comenzó hace 22 años, durante el episcopado en Matagalpa del actual arzobispo de Managua, monseñor Leopoldo José Brenes Solórzano.
“Como siempre, el pueblo se desborda no solo en cantidad sino en amor, fervor y devoción al Cristo Negro que con sus brazos abiertos espera al pueblo de Dios para derramar sus favores, sus gracias y misericordia”, señaló el obispo de Matagalpa, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, mientras caminaba con la multitud desde la comunidad El Rodeo, jurisdicción del municipio de Muy Muy.
El obispo presidió ahí una misa antes de la peregrinación, exhortando a los feligreses a que este año sea “de misión permanente” y que ninguna casa en la Diócesis se quede sin ser visitada y evangelizada.
Otros miles de católicos partieron en caminatas desde el poblado de San Dionisio, cabecera del municipio homónimo, y también desde la parroquia Nuestro Señor de Veracruz, en el caserío de El Cacao, jurisdicción del municipio de Darío.
Mientras tanto, una buena cantidad de católicos llegó antes al Santuario para poder ingresar al templo, donde algunos colocaban velas en señal de gratitud al Cristo Negro.
Al final de la tarde, más de 35,000 personas, según estimaciones de la Iglesia, se congregaron en esta pequeña ciudad de aproximadamente seis mil habitantes.
Hubo una misa a las 7:00 p.m., y después una vigilia con prédicas, oraciones por la paz y la participación de coros de diferentes parroquias de la Diócesis.
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