Femicida alega: “Su problema era el teléfono ”

Mosaico CSI
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Eddy Manuel Espinoza Castro confesó ser el autor del femicidio de Marjuri Blandón. LA PRENSA/LUIS EDUARDO MARTÍNEZ M.

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FEMICIDA
Eddy Manuel Espinoza Castro confesó ser el autor del femicidio de Marjuri Blandón. LA PRENSA/LUIS EDUARDO MARTÍNEZ M.

Mientras ella preparaba la cena, él tomó un cuchillo cabo negro y le asestó múltiples heridas, dejándola tirada cerca del fogón. Clavó el utensilio en un extremo del mesón de madera, fue a cambiarse de ropa y regresó a inclinarse junto al cadáver, le cerró los ojos mientras exclamaba: “Adiós, Marjurita”.

Es parte de la declaración que, ante una investigadora policial y en presencia de su defensor particular Freddy Rizo, este sábado 19 de noviembre rindió Eddy Manuel Espinoza Castro, de 23 años, admitiendo que asesinó a su pareja de la misma edad, Marjuri Blandón Jarquín.

El crimen ocurrió poco antes de las 7:00 p.m. del 14 de noviembre en la casa de madera donde convivía la pareja en la finca Los Placeres, en la comunidad Wanawana, municipio de Río Blanco, Matagalpa.

En su declaración ante la Policía en Matagalpa, el hombre dijo que conoció a Blandón mientras ella trabajaba para la empresa que construía la carretera entre Río Blanco y Mulukukú. El 14 de octubre recién pasado, ella decidió ir a vivir con Espinoza a la casa que él ocupaba como trabajador de Los Placeres.

“YO ESTABA COMO SANTO”

A ella no le gustaba que él tomara o fumara, por lo que Espinoza relató que “estaba como un santo yo con ella y solo cuando iba a trabajar me fumaba algún cigarro”.

“Ella conmigo era tranquila, todo bien, pero el único problema era el teléfono de ella, que no me daba lugar, yo le decía: ¿con quién estás chateando?, y ella me decía: ‘Te vale v… no estés jodiendo’, pero como en broma”, contó Espinoza ante la investigadora.

Sin embargo, jactándose de que “uno es inteligente”, Espinoza contó que en una ocasión ella le dio el teléfono celular apagado para que lo llevara a cargar a otra casa, “lo encendí y miré las señas de los dedos por donde era el patrón y ahí lo desbloqueé”.

Espinoza asegura que en el teléfono leyó conversaciones que presuntamente Blandón sostenía con otros hombres, incluyendo uno llamado “Erling”, con quien ella supuestamente se hospedó en un hotel de Río Blanco apenas tres días después de haber llegado a vivir a Los Placeres.

Al mediodía del domingo 13 de noviembre, ella estaba friendo pollo pero le mostró “unos videos” a Espinoza y en un descuido él aprovechó para escudriñar en las aplicaciones de mensajería del celular.

“Ya me volviste a revisar el teléfono”, habría reclamado ella, sin embargo, todo continuó con cierta normalidad entre la pareja, hasta que el 14 de noviembre, cerca de las 6:20 p.m., Espinoza volvió de bañarse y Blandón, quien preparaba unas tajadas de yuca para la cena, le advirtió que decidiera si dormiría en la cama o en la hamaca.

Espinoza vestía un short y sentado cerca de la puerta en la cocina exclamó: “No hagás que se me meta el diablo y te mate”. Ella seguía cocinando y presuntamente riéndose y “como bailandito me dice: ‘Jaja, ¿quién dice que los hombres matan a las mujeres?’, entonces le dije que podía ser el primero”.

Seguidamente, él tomó el mismo cuchillo que ella usaba para hacer las tajadas y “ahí nomás hice la tragedia”.

17 heridas presentaba el cuerpo de Marjuri Blandón cuando fue encontrado en la mañana siguiente: una en el rostro, siete en el tórax, una en la espalda y ocho en las extremidades superiores, principalmente en el brazo izquierdo.

Contando detalles sobre cómo Blandón intentó defenderse, Espinoza dijo a la Policía que “cuando miré que estaba ‘pila’ entonces ensarté el cuchillo en el molendero… como andaba en short me fui a poner pantalón y una chaqueta, me regresé adonde ella, le pasé la mano por los ojos, se los cerré y le dije: Adiós Marjurita, la puse boca abajo y me fui”.

Al final de su declaración ante la investigadora policial, Espinoza reiteró a su abogado Rizo que declaraba voluntariamente y sin presiones de ningún tipo, indicando que “Dios la tenga en su Santo Reino, yo lo admito, por eso me entregué, porque estaba con el delito y andar huyendo picado de zancudos y sin comer… estoy seguro que lo hice y por eso me entregué”.

 

 

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