El cuerpo de José Vidal Obando Lira en el centro de salud Rubén Darío, municipio de Darío el 5 de noviembre de 2012. ARCHIVO/MOSAICO CSI
Siguiendo su rutina diaria, Juan Miguel López caminó el 5 de noviembre de 2012 desde la comunidad Totumbla hasta el parque de Ciudad Darío, donde trabajaba como limpiabotas, ajeno al conflicto generado en esa ciudad después de las cuestionadas votaciones municipales realizadas un día antes en el país.
Desde tempranas horas de la mañana, partidarios del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y de la Alianza Partido Liberal Independiente (PLI) se apostaron en distintos puntos de Ciudad Darío proclamándose vencedores de las elecciones y llamando al resto de la población a salir a defender el voto.
Los del PLI se atrincheraron a un costado del colegio religioso donde se hacía el recuento de votos, a un par de cuadras se apostaron los orteguistas y en medio de los grupos antagónicos se establecieron al menos dos anillos de antimotines y policías regulares que fueron reforzados por soldados del Ejército de Nicaragua.
La trifulca entre los grupos estalló hacia mediodía del 5 de noviembre de 2012 cuando salió una caravana de vehículos del centro de cómputos hacia Matagalpa. La guerra campal ocupaba varias cuadras del centro de la ciudad.
José Vidal Obando Lira se enteró del enfrentamiento que había en las calles y salió de su casa para buscar a uno de sus hijos.
La Policía lanzaba gases lacrimógenos y balines contra los opositores, pero nunca lo hicieron contra los orteguistas que avanzaban con ellos como si fuesen de un mismo grupo.
Los liberales acusaban a “Chulín”, como apodan al ahora exalcalde orteguista de Darío de haber llevado pandilleros de Tipitapa y Managua desde el día de las votaciones, el 4 de noviembre de 2012.
En la batalla, Obando y López murieron a balazos. Eran opositores, pero ninguno estaba directamente involucrado en los disturbios.
Más de una decena de personas resultaron heridas, incluyendo a los policías Francisco Moreira Madrigal, Jamileth Flores Altamirano y Carlos Mejía Ruiz, así como a los civiles Norlan Antonio Laguna, Tomás Manzanares, Sandy Urbina Orozco; Filemón Rayo Tórrez, Óscar Danilo Mendoza y Douglas Antonio Salgado, entre otros.
Jamás hubo detenidos por ese episodio violento del que hubo fotos y videos virales a través de las redes y en los cuales se identifica claramente a quienes portaban armas de fuego.
Han pasado cuatro años y nunca hubo resultados sobre las “investigaciones” policiales. Las muertes de Obando y López siguen impunes.
También en Matiguás
El 5 de noviembre de 2012 también hubo violencia en Matiguás, donde había más policías y militares “resguardando” el proceso de conteo de votos.
Los opositores dijeron que “injustificadamente” el presidente del Consejo Electoral Municipal (CEM), Hugo Fuentes, impugnó los resultados de al menos siete Juntas Receptoras de Votos (JRV) que favorecían al PLI.
Los orteguistas reclamaban que “ganaron” las elecciones y se enfrentaron contra los liberales. Hubo heridos y daños.
Al final, en ambos municipios, el Consejo Supremo Electoral otorgó las alcaldías a los candidatos orteguistas y, coincidentemente, en 2015, el orteguismo destituyó a Cardoza en Darío y a Guanerje Mendoza en Matiguás.
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