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Retomar sus labores como obreros agrícolas y “ayudar” a sus familias son las pretensiones en las que coinciden Erick Antonio Salgado González y los hermanos Juan José y Gregorio Tórrez Espinoza, quienes hace pocos días fueron liberados después de dos años presos por imputaciones de las que ellos insisten en que son inocentes.
Estos pocos días en casa “han sido tranquilos, gracias a Dios, con la familia, relacionándonos con los amigos que pasan y felicitan a mis viejitos (padres) porque ya estamos de vuelta con ellos”, describe Gregorio emocionado, después de recordar que los dos años que estuvo preso fueron “espantosos”.
Antes de caer presos por el supuesto vínculo con la masacre contra simpatizantes orteguistas, ocurrida el 19 de julio de 2014, los tres hombres estaban a cargo del sustento de sus familias y además de cultivar pequeñas parcelas, buscaban empleos ocasionales en otras propiedades aledañas a Las Pilas, el caserío donde viven, 5 kilómetros al este del kilómetro 75.5 de la Carretera Panamericana, en Darío, Matagalpa.
Salgado y los hermanos Tórrez fueron detenidos la misma noche del 19 de julio de 2014, cuando caminaban por la pedregosa carretera hacia Las Pilas. La Fiscalía los acusó porque supuestamente tiraron piedras a la caravana orteguista como distracción para que otros dispararan más adelante, en el kilómetro 76 de la Panamericana. Por eso fueron apodados “tirapiedras”.
Tras un cuestionado proceso judicial, los tres “tirapiedras” fueron condenados a dos años de prisión por el delito de daño agravado. El abogado de los hermanos Tórrez no apeló de la sentencia que para ellos dos quedó firme y en estado de ejecución, es decir, tenían que cumplir la condena. Pero, en el caso de Erick, su abogado Carlos Baltodano recurrió de apelación contra la sentencia.
EL TAM LO PUDO HACER
La Sala Penal del Tribunal de Apelaciones de Managua (TAM) había programado la audiencia para este 16 de agosto, pero la suspendió porque devolvió el expediente al Juzgado Noveno de Distrito Penal de Juicios de Managua, considerando que esta última instancia debía resolver la petición de excarcelación por extinción de la pena, planteada por Baltodano.
“Fue una jayanada porque el Tribunal podía hacerlo. Un principio universal del derecho dice que quien puede lo más, puede lo menos, pero el Tribunal decidió mandar el expediente al Juzgado de Distrito”, refirió el abogado.
Aunque los “tirapiedras” ya están libres, Baltodano dice que insistirá con los trámites de apelación con el propósito de demostrar la inocencia de Salgado y por consiguiente de los hermanos Tórrez.
Falta que el Juzgado de Distrito devuelva el expediente a la Sala Penal del TAM para que esa instancia programe nuevamente la audiencia de apelación.
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