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Los dos peleadores estaban ansiosos. Uno cobijado por el público, el otro arropado por el impulso de seguir danzando en el sendero de la suerte. Cuando terminó la pelea, no había ya ansiedad, sino impotencia en uno y alegría en el tailandés. Byron “El Gallito” Rojas solo agachó la cabeza, ya no había otro remedio, se había perdido en Tailandia en una decisión unánime (115-113), solo escuchaba dolorosamente las palabras en el idioma confuso, los gritos del público y los aplausos para el rival: Freshmart.
Para Rojas, aprender de esa manera sobre las camisas de fuerzas que le hacía Freshmart dolió, porque el aprendizaje le costó lo más importante que tenía en su vida boxística, la lumbrera que resplandecía su presente, el mismo cinturón que lo acompañaba a todos lados. “No me lo despego, me da miedo perderlo”, decía cuando se le preguntaba.
¿FUE CULPA DE GARIBALDI?
En lo absoluto. Rigoberto Garibaldi trató de conseguir mejorías en Rojas, lo vimos en los primeros tres asaltos con más velocidad, caminando sobre la tarima, saliendo del hueco a base de piernas, tirando a los bajos para desgastar a Freshmart, a pesar que sacrificaba su rostro para entrar en el fuego del tailandés. Sin embargo, esas mejorías fueron fugases, debido a que desaparecieron tan rápido como llegaron, dando lugar en la segunda parte del combate al mismo “Gallito” rústico del pasado.
El problema es que “El Gallito” sabe que tenía lo necesario para vencer a Freshmart, sin embargo no supo capitalizar lo aprendido, mantenerlo en ritmo en todo el combate y reaccionar con variantes cuando la reyerta lo ameritaba.
¿De qué sirve ser más rápido de piernas y no saber usarlas? ¿En qué aporta tener más combinaciones y dejarlas en el vacío, no sabiendo en qué momentos ejecutarlas? Eso ocurrió con el matagalpino, considerado como la encarnación del coraje, un muchacho que se jugaba el pellejo en la cacería del rival en otras peleas, menos en la de ayer, por la madrugada, en la cual se dedicó a quejarse de los abrazos de Freshmart y olvidó las alternativas, los pasos en retrocesos y la distancia.
A veces perder te deja muchas lecciones para el desarrollo próximo, no obstante, hay peleadores que aprendieron la lección y no tuvieron nuevas oportunidades de presentarse, así pasó con José “Quiebra Jícara” Alfaro, falló y se estancó, con Rojas está la misma tendencia, la derrota no le dejó ni una cartita de consuelo, pero sí el saber improvisar en la marcha.
UNA CARTA
Según el manejador de Byron «El Gallito» Rojas, Marcelo Sánchez, enviará una carta quejándose a la presidencia de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).
«Sé que el fallo no se cambiara, pero para que haya constancia de que nos robaron, enviaré la carta a través de Renzo Bagnariol», indicó Sánchez.
Rojas regresará al país en una hora a ser precisada.
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